V E I N T I C I N C O | S E C R E T O S

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—No sé...

Cronos, por el rostro que ponía, parecía comprenderme por completo. Como si se viese reflejado en mí y, con una sonrisa amable, me respondió;

—Cuando trabajas de incógnito siempre tienes esa sensación. Pero no significa que sea eso.

Asentí, volviendo a mirar hacia atrás, arrugando mi frente y luego me giré al escuchar el rechinar de una silla frente a nosotros.

Un hombre de unos 40 años se sentó frente a nosotros, dejando la gorra negra que llevaba puesta sobre la mesa. Nos miró a ambos y pude ver el sufrimiento en su mirada, como si estuviese en una constante lucha.

Sus ojeras eran muy visibles y sus ojos parecían muy grandes para su rostro. Estaba bastante flaco y al instante, con tan solo verlo, pude empatizar con ese hombre.

Él saludó a Cronos, pero algo frío, me miró a mí, desconfiando de alguien que no conocía y preguntó a mi compañero;

—¿Quién es ella, Carlo?

Cronos me miró con una sonrisa y me presentó;

—No te preocupes, Diego. Es infiltrada también. Se llama Alisa —dijo nombre real, como él le había dicho el suyo al hombre que estaba sentado frente a nosotros.

El hombre, sin todavía confiar nada en mí, contestó;

—Perdona que lo pida, Alisa... pero necesito ver tu placa. No quiero correr riesgos si mi hijo está dentro —respondió temeroso y esperó a que le enseñara que era realmente policía.

Miré a mi compañero, el cual asintió y se lo enseñé.

Al ver como sus ojos se tranquilizaban al ver que era policía infiltrada, pareció relajarse en la silla. Sacó unos papeles de su mochila y nos lo puso delante de nosotros.

Carlo le preguntó;

—¿Qué tienes?

Volví a sentir como si alguien me observara, solo a mí y, al girarme, no vi a nadie.

Arrugué mi frente mientras que Cronos también me seguía con la mirada y me advertía que no pusiera nervioso al testigo, ya que era uno de los únicos que había para ese caso, ya que nadie quería testificar o dar información sobre Magnus.

—No sé si es él el jefe supremo, pero de lo que sí estoy seguro es que está utilizando el poder que tiene en defensa para que los policías giren la cabeza ante esta mafia. Por eso los policías no hacen nada. No lo digo por ustedes, pero si los de calle —contestó, señalando los papeles y nosotros miramos—. Tengo un amigo que trabaja codo con codo con él y lo está investigando al igual que ustedes. Me ha entregado esto.

Ambos miramos los números de cuentas, el dinero que trasfería y algunas fotos que mostraban cosas extrañas del ministro con Magnus, teniendo una reunión y no nos dio buena pinta todo aquello.

Al mirarnos los 2, teniendo esa química de compañeros que estábamos teniendo Cronos y yo, él dijo;

—Son sus cuentas... Tiene cuentas en otros países —respondió el informador.

Y dije;

—Donde los utiliza para pagar a la mafia con el dinero de los ciudadanos, ¿verdad?

El hombre asintió y Cronos me observó, como si hubiese encontrado una pista perfecta para el caso, con una sonrisa como si estuviese pensando en su luchador, para pode sacarlo de ese lugar.

—Esto es algo muy gordo... —susurró Cronos.

El hombre asintió y continuó;

—No solo gordo, esto demuestra que los policías reciben dinero también por esta lacra y deben de haber muchos más que tratarán de hacer humo a las pistas para evitar que la mafia de Londres desaparezca. Ganan dinero con la inseguridad y la desgracia de los ciudadanos. Esos cabrones deben de pagar por todo esto. Empezando por los que se dan de lado.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Where stories live. Discover now