1. El Oscuro Capítulo de una Obra Brillante

36 5 6
                                    


La madrugada entraba en su punto más profundo de oscuridad, en el fondo, solo el clásico sonido de la noche; algunos pequeños grillos y sapitos que apenas se hacían de notar. Alguna que otra rama de árbol que se movía debido al viento, que tintineaba como la respiración de mismísima noche.

Todo estaba en una gratificante calma. Algo bastante cotidiano en el vecindario, en donde lo más extraño que podrías encontrar era a algún niño de papá volviendo a casa de alguna fiesta en fin de semana.

Los firmes pasos de una mujer que recién salía de uno de los domicilios con camino a su auto, empezaban a resonar a lo largo y ancho de la exclusiva calle. El motor de auto arrancando e inmediatamente, un golpe hueco que el interior del auto ahogó.

Al despuntar el alba, toda aquella calma que caracterizaba el lugar, se transformó en una atmosfera de pesadilla, cuando una de las residentes del lugar, al salir a realizar su caminata matinal, halló la terrible escena. Dentro del auto, se encontraba aquella mujer cubierta de sangre, con la cabeza destrozada reposando sobre el volante del vehículo. Un escalofriante grito de terror hizo eco en todo el lugar, llamando la atención de propios y extraños.

Prácticamente en un abrir y cerrar de ojos, la escena se había llenado de policías, y alguno que otro curioso, de esos que nunca faltaban. 

La detective Cameron intentaba tomar la declaración de la histérica mujer que había encontrado el cuerpo. Si a lo poco que sabía se le sumaba lo enajenada que se hallaba, era imposible obtener algo tangible sobre los hechos, y esto no hacía más que desesperar a la detective.

Al virar su mirada hacia un lado, visualizó la imagen de su compañero acercándose. La cara de este no expresaba más que desagrado, y aunque no podía verle los ojos por llevar lentes de sol, podía notarlo. La detective solo hizo señas al oficial que le acompañaba para que siguiera intentando sacarle algo de información a la mujer, y luego, fue hacia el hombre que llegaba con una actitud un tanto desfachatada.

—¡Llegas tarde Scott! –Expresó con voz firme. -

—Sí, buenos días para ti también. –Se quitó los lentes dejando ver unas enormes bolsas bajo los ojos. - Porque lo primero que deseas escuchar antes de las 7 a.m. es que encontraron un cuerpo y tienes caso que investigar. –Frotó sus ojos. - Además, tengo una maldita resaca de los mil demonios. –Respiró profundo. La mujer frente a él sonrió de costado y negó. - ¿Qué tenemos?

—Ven conmigo. –Le hizo señas para que le siguiera. - Mujer afrodescendiente de 41 años con un golpe contundente en la cabeza. Katerina Harris –Mostró la licencia de la mujer. - Se presume que fue un robo. –Scott frunció el ceño. - Sí, se presume solamente, porque al parecer todas sus pertenencias están dentro del auto. -

—¿Un robo? ¿En una zona como esta? –Movió la cabeza de un lado. - ¿Por qué estamos asumiendo que es un robo?

—Tenemos un testigo que afirma faltarle algo importante a la víctima, la persona quien llamó a emergencias. –Scott veía a Tara con una expresión de incomprensión. - ¿Estás aquí?

—Sí estoy, pero estoy tratando de centrarme en el lugar y la ocasión. Puedo asumir que nadie vio nada, que nadie oyó nada, porque así son en estos lugares. –Encogió los hombros. - Ahora ¿Un robo? No parece un robo, parece algo premeditado y… ¿Ella vivía aquí?

—No, Katerina estaba en casa de nuestro “testigo”, cuestiones de trabajo.

—¿Quién?

—Ralph Liberato. –Respondió con naturalidad, esperando alguna reacción por parte de Scott, pero este solo se le quedó viendo, esperando a que ella le terminara de decir. - El escritor.

The Ballad of Mona Lisa Where stories live. Discover now