➛ 𝐅𝐀𝐕𝐎𝐑𝐈𝐓𝐄 𝐂𝐑𝐈𝐌𝐄 || ➵ s. ᴍᴀɴᴊɪʀᴏ

𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐎

プロローグ || 𝐏𝐫𝐨́𝐥𝐨𝐠𝐨

La hierba crujió por el repentino movimiento. La luz de la luna se cernió sobre su apresurada figura en el momento en que escapó de un grupo de sombras entre los árboles.

Cada paso que daba era pesado, luchando contra la molesta mancha blanca que cubría su pie izquierdo. Lo peor es que su tobillo derecho, por otra parte, apenas se había curado, haciendo que aún le doliera ligeramente.

Respirando a pesar de lo encajado que está, Shiroi miró detrás de ella, tratando de divisar al grupo de hombres que la seguía.

Hace apenas una o dos semanas, su hermano le había insistido para que estudiara en ese distrito durante un tiempo. Principalmente porque otra facción rival de criminales tenía como objetivo la organización yakuza que ella y su hermano dirigen.

Con ese estado, ella no podría hacer mucho, y mucho menos protegerse.

Ella puede luchar bien. De hecho, es una conocida prodigio en sus clases de artes marciales. Pero ahora mismo, con un pie roto y un esguince reciente, está claramente incapacitada.

─Estúpidos pedazos de mierda─ resopló en voz baja, con la irritación consumiendo poco a poco todo su ser.

Hablando de mala suerte.

Ajustando su mochila mientras intentaba no caer al suelo en absoluto, descargó la mayor parte de su peso en una de las muletas.

La mochila era bastante pesada, teniendo en cuenta que su ordenador portátil está lleno de archivos importantes que aún no ha transferido a un USB, y que las tareas no completadas están ahí dentro.

─¡Allí!─ le gritó uno de los hombres que la perseguían.

Los ojos de la mujer se fijaron en su entorno, y se adentraron en el lugar.

Sin pensarlo mucho, deslizó la mochila que obstaculizaba sus movimientos por el tranquilo camino. De todos modos, nadie parecía utilizar esa ruta, así que la cogería más tarde.

Aun así, la preocupación llenaba sus pensamientos.

Corrió detrás de un árbol lejos de su vista, tratando de reducid su acelerada respiración, para no ser escuchada por aquellos hombres.

Uno de ellos se quejó. ─Tsk, no está aquí─

Finalmente, salieron del lugar, por suerte.

Una sonrisa se dibujó en sus labios. Se levantó y se sacudió la ropa. Una vez hecho esto, se dirigió a la carretera, sólo para ser detenida por múltiples ruidosos motores que venían hacia ella.

Para su sorpresa, docenas de motos pasaron por encima de su preciada mochila, la mochila que contenía tantos archivos que probablemente ya no podría recuperar.

Los ojos abiertos observaban la crisis, la impotencia se acumula en esos iris rojos suyos. Su mano agarró con fuerza las muletas hasta el punto de que sus nudillos se están volviendo blancos.

─Qué coño...─ se le cayeron las palabras, todavía atascada en la incredulidad. Blancos los cabellos que se dejaron llevar por la brisa hacia el este cuando procedieron a pasar junto a ella con tanta velocidad.

Los faros la instaban a cerrar los párpados, sin embargo, logró discernir sus atuendos. Todos llevaban un uniforme: un haori negro con algunos signos y caracteres kanji incrustados en la espalda.

¿Toman...?

─Oh, el plan está en marcha, se arrepentirán mucho de esto─ se burló, probablemente planeando el asesinato de la banda que fuera.