Dumb

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Brillo por doquier. La maravillosa residencia perteneciente a la familia Theerapanyakul siempre se destacaba por el deleite que provocaba a sus visitas con los innumerables lujos que podía ofrecer: desde una comida exquisita, hasta el entretenimiento más sofisticado. Todo era calculado por el amo del lugar "Khun Korn", pese a su frialdad a la hora de realizar su trabajo, mostraba amabilidad hacia sus semejantes y se preocupaba por el más mínimo detalle que le concerniera. Todo fue elegido excepcionalmente para un mantenimiento inigualable; desde la fachada del sitio hasta el personal que se encargaba de realizar los diferentes servicios dentro de la casa.
Los guardaespaldas eran sometidos bajo reglas estrictas para trabajar ahí, sin embargo, cuando tenían tiempo libre, ellos eran los amos de su propio tiempo y podían gozar de los lujos que ofrecía la familia (siempre y cuando no sobrepasaran los límites).

Dentro del equipo encargado de brindar la seguridad a los integrantes de la familia Theerapanyakul se encontraba un hombre que poseía una gran habilidad para calcular los planes del enemigo, sobrevivir a situaciones riesgosas, enfrentar una batalla a mano limpia; un hombre seguro de su inteligencia y que podía destruir fácilmente a su oponente; no obstante, era otro más del personal que no dejaba de tener deseos, emociones y debilidades: Arm, era su nombre.
Mecía los pies bajo las aguas termales, para comprobar la temperatura, pues al ser su día de descanso, podía relajarse sin tener que escuchar las quejas del señorito Khun —hijo que encabezaba a la familia mayor y su actual jefe— siempre había puesto su mundo de cabeza con cada ocurrencia que salía de ese chico con comportamiento de infante, hasta que logró adaptarse a él y lo acompañaba en sus travesías; su deber era protegerlo de cualquier peligro, incluyendo a sus enemigos; aunque los únicos enemigos serios que podía tener eran las arañas que lograban ponerlo más loco que de costumbre. Recordaba como la última vez que se topó con una, sacó un arma y casi dispara al nido de arañas, de no ser porque llegó a tiempo y logró calmarlo. A veces se cuestionaban si realmente era sencillo su trabajo, pues en el intento de mantener al señorito Khun con vida, otras vidas estaban de por medio. Pudo ser más sencillo ser el guardaespaldas de los otros hijos, pues al menos razonaban más y su accionar era meramente intencional (no basado en impulsos como el señorito).
Estaba a punto de quitarse las gafas para adentrarse a las aguas termales, de no ser porque escuchó el característico grito ensordecedor del señorito Khun, incluyendo el sonido de cosas rompiéndose por acto del mismo «¿Arañas otra vez?». Algunos guardaespaldas que estaban a su alrededor taparon sus oídos, pues era insistente el llamado del amo. Arm estaba dispuesto a fingir que no había escuchado, pero el resto lo fulminaba con la mirada y le insistieron en que fuera a atenderlo porque no soportaban los gritos chillones de este.
Arm suspiró y volvió a colocarse las gafas y de igual manera la bata blanca. Maldecía por dentro, ya que, no era la primera vez que sucedía esa clase de situación dónde interrumpían su descanso por cualquier banalidad.

Se adentró al interior de la casa para llegar hasta la habitación de Khun y ver la causa de sus gritos. Creyendo que se trataba de algo similar a lo de su miedo a las arañas entró con toda la tranquilidad del mundo: encontrándose con objetos rotos y cosas esparcidas por el área.

—¿Qué sucede señorito? —cuestionó al verlo en una esquina señalado y gritando.

—¡Intrusos!

Al girar de vuelta encontró un cuerpo enorme que yacía en la contra esquina de la habitación. No tuvo tiempo de analizar las cosas y actuó en defensa propia. Cogió un bate que estaba entre las cosas del suelo y lo golpeó en la cabeza sin darle tiempo de hablar al sujeto. Un cuerpo inconsciente, un amo gritando y un guardaespaldas suspirando. El sonido logró alertar al resto de los guardaespaldas que se adentraron al cuarto conmocionados al ver el cuerpo inerte del desconocido; el encargado de todos los guardaespaldas "Chan", al verlo todo movió la cabeza en negación, entonces Arm supo que había metido la pata.





El umbral de tu corazón (PolArm)Where stories live. Discover now