El mayor le cedió la mano, "inocente" pensó Porsche cogiendo su mano y, con cuidado de no lastimar, de no hacerle daño, tiró hacia el agua, provocando que este cayera con él. Ambos empezaron a reír, abrazándose de nuevo, un abrazo sincero, un abrazo lleno de ese sentimiento desaparecido en el corazón de Kinn, ese sentimiento que Porsche había sido capaz de devolver, que había sido capaz de recuperar, de conseguir esa llave para dejar salir todo ese Kinn que estaba completamente muerto para el mayor. Los brazos de Porsche se apoyaron en el cuello del otro, mientras que los de Kinn sujetaban al menor de la cintura, esa que tantas noches había abrazado al dormir, que había sujetado durante sus encuentros en la cama, o en cualquier parte de la casa donde no pudieran ser descubiertos, las mismas caderas que había besado y acariciado en sus "castigos" al castaño. Sus labios, sin saber cómo, se habían vuelto a unir, pero a diferencia de esa tarde, ahora estaban repletos de una inocencia única, de cariño y sinceridad, de amor, ese completamente puro y tierno que, de vez en cuando, dejaban salir. El abrazo se volvió en caricias cuando el menor se sentó, de nuevo, en el borde de la piscina y el mayor se mantenía en ella, sus brazos cruzados encima de las piernas de Porsche, dejándose mimar por una vez, dejándose querer.


El sol había desaparecido por completo para este momento, solo estaban iluminados por el reflejo de los focos de las calles, y por el reflejo de la luna en el agua, haciendo la situación mil veces más mágica de lo que Kinn o Porsche hubieran podido imaginar en un inicio. Las manos del castaño se mantenían en el pelo del otro, manteniendo unas caricias suaves, pero constantes, con roces delicados, como si tuviera miedo de hacerle daño, de lastimar lo que él mismo, sin saberlo, había sido capaz de reconstruir y curar. Pero en ese momento pudo notar como la espalda de Kinn se movía un poco más rápida que esta ahora, como si su paz estuviera siendo rota, interrumpida por algo que Porsche no veía o entendía. Obligó al mayor a levantar su cabeza para mirarle a los ojos, los cuales estaban mojados por pequeñas lágrimas que habían empezado a caer por sus mejillas, unos ojos llenos de pequeños brillos, pero que mostraban una tristeza que paralizó y congeló la sangre de Porsche de golpe, haciéndolo entrar en cierto pánico. Sin alzar la voz preguntó con delicadeza que era lo que sucedía, si se encontraba mal, si le dolía algo, a lo que el chico contestó con un leve hilo de voz, con miedo de romper la tranquilidad y el silencio del ambiente, negó antes de hablar, antes de atreverse a decir alguna palabra, quería pensar bien como iba a hacerlo, ya que temía que pudieran malinterpretarse sus palabras.


Un simple "tú" salió de sus labios, Porsche lo miró, sin entender que quería decir, porque de repente decía que era él lo que le hacía daño, incluso pudo notar como sus ojos se envolvían en lágrimas que, de momento, no iba a dejar caer, ya que vio la intención de Kinn de seguir hablando. "Me duele saber que te hice daño, que te hiciera pensar que eras un simple juguete para entretenerme, para ocupar el sitio que Él había dejado. Me duele saber que te hice daño, a ti, a la persona que me devolvió algo que consideraba perdido, roto e imposible de ser curado por nadie. Me duele pensar que pude perderte por mi comportamiento cuando Tawan volvió a aparecer de la nada".


Cuando ese nombre salió de los labios de Kinn, el menor lo besó, haciéndolo callar de golpe, no quería escuchar más, no quería que el mayor siguiera pensando que le había hecho daño, que le hacía sentir mal o que ese malentendido entre dos personas que no supieron hablar las cosas correctamente, dos personas que no fueron capaces de expresar correctamente sus sentimientos podría estar lastimándolo. La falta de aire hizo que se separaran de nuevo y Porsche negó con la cabeza, sonriendo levemente y volviendo a acariciar el pelo del otro, el cual estaba completamente confuso por la reacción que el otro había tenido, quiso chillarle por no dejarle terminar de expresar lo que quería, porque por una vez que abría levemente su corazón había tenido que ser interrumpido. Pero las palabras que este dejó escapar le hicieron olvidar completamente cualquier pensamiento malo, ofensivo que pasara por su cabeza, haciéndolo reír levemente, imagen ciertamente patética debido a sus lágrimas que seguían resbalando por sus ojos, pero que para Porsche fue una imagen de debilidad y de aprecio, una imagen de sinceridad y amor, de complicidad entre dos personas que se querían.
"No hay necesidad de seguir pensando algo así, fuimos unos completos novatos jugando al amor. Quisimos ir de profesionales actuando en un ámbito en el cual somos pobres en conocimiento, pero somos humanos, y tenemos derecho a equivocarnos, a lastimarnos y ser capaces de perdonar, de entender y perdonar. Me da igual lo que pasara, me da igual cuáles fueran tus intenciones, incluso las que eran mías, lo que me importa es poder decirte que te amo sin sentir que hago mal haciéndolo, sin sentir que son palabras vacías. Que puedo decir que te amo estando seguro de que mis palabras expresan a la perfección todo lo que mi corazón quiere que sepas."


Los ojos de ambos se encontraban con pequeñas lágrimas que poco a poco iban cayendo y que, ambos, iban secando al otro en una acción de ternura y amor hacia el otro. Una sonrisa se dibujó en ambos rostros, un "te amo" salió de los labios del mayor, seguido de un beso inocente que fue correspondido con la misma inocencia y delicadeza.

-Time<3.

KinnPorsche cortosWhere stories live. Discover now