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capitulo catorce "¿pareja oficial?"
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Hekima deducía que después del beso su relación era formal. En Japón, cuando dos personas se decían gustarse normalmente significaba que ya eran novios, pero debido a que para ella todo eso era nuevo no sabía si estar tan segura de los rumores que había oído desde pequeña en el orfanato.
Por ejemplo, Kimi y Mitsuya no eran pareja oficialmente a pesar de tener saliendo pocos meses y besarse en repetidas ocasiones; Gina y Kat seguían frecuentándose con Draken y Chifuyu, respectivamente, pero tampoco eran novios. En cambio, Issey y Rin eran novios, aunque de eso Hekima no estaba muy segura en cómo había surgido. Las cosas amorosas nunca habían sido su fuerte y en momentos como ese era que le pesaba más todo lo ocurrido días antes al besarse con Atsushi, sobre todo porque no se habían vuelto a ver desde entonces, únicamente hablaban por mensaje. Eso la tenía muy nerviosa.
Mientras tanto, se había dedicado en pasar tiempo con sus mejores amigos. Nahoya y Souya eran felices de poder pasar tiempo con ella, sobre todo después de lo complicado que había sido el año anterior y en querer enmendar todas las acciones no tan buenas. Claro que era un poco incómodo recordando que le gustaba al chico que siempre portaba una sonrisa, pero había decidido que haría como si no supiera aquello. Ya que se suponía que no lo hacía (Souya era pésimo guardando secretos).
Se había hecho costumbre estar en centro de videojuegos los tres en las tardes cuando ni tenían otra cosa mejor que hacer. Nahoya era buenísimo y siempre ganaba las apuestas, por lo que solía invitarles las salidas. Entonces no podía quejarse. Mientras en una máquina de Pac-ManHekima era fuertemente vencida por los fantasmas que la alcanzaban cada cinco segundos, provocando que soltará gruñidos de molestia y quisiera golpear el control. ¿Qué tan mala debía ser para perder siempre? Recordaba que en su familia nadie era especialmente bueno el los videojuegos y ella entraba en ese grupo.
—Tengo que darte unas clases privadas para que seas buena como yo y puedas apostar dinero —dijo Nahoya sentándose a su lado con su gran sonrisa, esparciendo billetes encima de la máquina. Luego se acercó bastante a ella, poniéndola nerviosa y desvío su mirada de su rostro al notar que colocaba su mano encima de la suya—. Te muestro.
