Natalie era una chica normal hasta que sus sueños la cambiaron, perseguida por el espíritu de una niña llamada Lucy decide probar el "juego del ascensor" sin saber que se metería en el mundo de sus pesadillas.
Al mismo tiempo tendra que salir de inm...
—Yo... es imposible, no lo sé, me asegure de que nadie supiera sobre el ascensor... —Se estaba angustiando— ¿Quién es Lucy?—Investigó esperando una respuesta rápida.
—Espera.. ¿por qué le contaría todo a un desconocido? —Levanto sus cejas con curiosidad.
—Buen punto, mejor vayamos a un lugar más concurrido, necesito café o alcohol, o ambas. —Sonrió de lado con un poco de picardía. —¿Vamos?
El cielo estrellado ya era visible y pudo recordar la cara de su madre diciendo "no te subas a ningún auto de desconocidos".
«Perdón mami»
Era todo lo que podía pensar mientras el desconocido de linda sonrisa abría la puerta de su automóvil.
«¿En qué me estoy metiendo?»
El chico manejo por unos 20 minutos hasta que se detuvo frente a un pub y local de comida bastante bonito e iluminado. "McThirsty's Pint"
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—Llegamos desconocida, ahora sí podemos continuar nuestra charla.—Bajo del auto hasta llegar al lugar del acompañante y abrió su puerta caballerosamente.
«Si esto es un secuestro ya veo venir el stockholm syndrome»
Comenzó a seguirlo mientras se abrían paso en la multitud del lugar. El ambiente se sentía animado y cálido, una luz neon azul iluminaba el lugar por dentro mientras una banda en vivo se escuchaba de fondo. A ambos lados, personas divirtiéndose mientras comían y bebian, otros bailaban al son de la música. Se sentía un poco desentonada pero no importaba, no estaba vestida para la ocasión. Hoy se había vestido para espiar detrás de un árbol y no para salir de fiesta.
—Sigueme— Se metió detrás de la barra y saludo con un abrazo al hombre que estaba sirviendo las bebidas. Era un hombre bastante corpulento y de tez morena.
—¡Hey Thomi! ¿cómo has estado?
«Con que ese era su nombre»
—Bien Mark, que bueno verte— Respondió sonriendo— Quería saber si podíamos usar la terraza, está vez no te meto en problemas, lo prometo. —Hizo un puchero y juntó sus manos en forma de ruego.
—Claro Thomas, el jefe no está así que puedes usarla pero debo decir que de todas formas, tu nombre y los problemas van de la mano. Por cierto ¿no me vas a presentar a tu chica? —Inquirio señalando a la chica ruborizada a su lado.
—Claro que si, e... em... ella es..—Balbuceaba nervioso.
—Nati.— Sentenció con una sonrisa estirando su mano— Mucho gusto.
—El gusto es mío— Respondió Mark— Adelante, pasen.
Lo siguió nuevamente, está vez cruzaron unas cortinas que dejaban ver una escalera hacia arriba, la terraza.
