UN PROBLEMA GRAVE, MUY, MUY GRAVE

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Me desperté a las 09:38 de la mañana, me preparé un café fuerte porque no había dormido las horas que me hubiese gustado, después de tomármelo subí a la habitación para ponerme ropa y poder salir, me apetecía dar un paseo, aquel día hacía un sol bastante bueno para salir fuera. Fui hasta mi coche, encendí el motor y apreté el acelerador. A mí también me gustaba correr, sin embargo, no era tan bruta como mi hermano. Al girar por la carretera vi a lo lejos un coche echando humo, al estar más cerca pude darme cuenta de que era el coche de Steve, y le pude ver a él intentando arreglar el motor de su coche. Paré mi Cámaro a su lado y salí. Al parecer notó mi presencia, ya que apartó su vista del capó, al verle, vi que tenía toda la cara negra por culpa del humo.

—¿Necesitas ayuda? —le pregunté irónicamente.

—No, estoy bien, gracias —respondió de la misma manera—. ¿Sabes arreglar un coche?

—No, pero puedo llevarte a casa cuando la grúa se lleve tu coche.

—A mi padre le va a dar algo cuando se entere —se lamentó.

—Tengo una idea. Espérame aquí.

—Como si tuviese otra opción.

Me subí al coche mientras me reía y volví a casa, subí hasta la habitación de Billy y para mi sorpresa estaba despierto. Le pedí que me acompañase porque un amigo tenía una urgencia con el coche, después de insistirle durante varios minutos terminó aceptando, decirme que no, desde luego no era lo suyo. Volví junto a él al lugar en el que había visto a Steve, de lejos pude ver que había un coche más, seguramente lo estaría ayudando otra persona. Aparqué de nuevo y cuando bajamos vi que hablaba con el pringado y su ex.

—¿Me has traído a ver al que quiso manosearte? —me preguntó Billy cabreado.

—Cuando me he ido, ellos no estaban aquí.

—Acaban de llegar —explicó Steve—, quieren ayudarme.

—¿Ayudarte a qué? ¿A hacerte más daño? —miré a la chica con completa rabia.

Ella rodó los ojos.

—¿El rey Steve es a quien tengo que ayudar? Me habían contado muchas cosas de ti y todavía no he visto ninguna parecida.

—¿El rey Steve? ¿Qué clase de apodo es ese? —pregunté.

—¿No te han contado nada de él, hermanita? Al parecer era el rey del instituto, pero creo que te quitaron el trono —dijo—, y fui yo.

—¿Esta era tu gran idea? ¿Traer al idiota de tu hermano?

—¡Eh!, no vuelvas a llamar así a mi hermano —le advertí.

—¿Por qué no?, es la verdad —habló por primera vez la chica.

—A ti te voy a meter un puñetazo la próxima vez que abras la boca y digas algo sobre mi hermano —la amenacé—. Arréglale ya el coche, por favor, quiero perder de vista a esta puta.

Tal y como le pedí, se acercó al capó del coche e intentó arreglarlo. Los dos estúpidos, que habían venido simplemente para molestar y hacer más daño a Steve, porque seguro que no fue nada agradable para él verlos juntos, se marcharon sin siquiera despedirse. Al cabo de quince minutos de completo silencio, Billy se apartó y nos explicó que era más complicado de lo que pensaba y que, por lo tanto, no lo podía arreglar, Steve le dio las gracias de todos modos y se dispuso a llamar a la grúa, había una cabina telefónica a unos metros de donde nos encontrábamos. Cuando se llevaron su coche, nos subimos los tres al mío y nos marchamos, primero dejé a mi hermano, ya que tenía prisa por cambiarse e irse, al parecer no comería en casa porque había quedado con una chica. Al llegar a casa de Steve, vimos en el jardín a un niño pequeño de pelo rizado con una gorra, estaba sentado como si esperase algo, le pregunté si era su hermano y él negó con la cabeza, parecía sorprendido de verle.

—Dustin, ¿qué haces aquí? —le preguntó Steve desde el coche.

—Llevo esperándote más de media hora, por fin estás aquí. ¿Dónde está tu coche?

—Se ha estropeado, ¿por qué me esperabas?

—¿Y quién es ella? —me señaló el niño.

—Una amiga. Contesta mi pregunta.

—Porque tengo un problema.

—¿Qué clase de problema? —pregunté.

—Uno grave, muy, muy grave. Coge tu bate con pinchos.

Dustin se dirigió a mi coche y se sentó en la parte de atrás, yo miré a Steve confundida, pero él parecía estar igual de confundido o más que yo. Una vez todos en mi coche, después de que Steve fuese a buscar lo que el niño le pidió, este me dijo donde vivía y arranqué en dirección a su casa.

STRANGER THINGS 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora