El encuentro

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De pronto suena mi puto despertador, sacándome de mis más profundos sueños. Estiro mi brazo hacia mi mesita de noche para dignar me a ver qué hora es.

»No puede ser, me he quedado dormida«

Inmediatamente me levanto de un salto y corro al baño. Si tengo suerte tal vez llegué a la mitad de la clase.

Me pongo lo primero que tengo a la mano, lo cual es un jeans color caramelo, y una sencilla polera de tirantes.

Una vez lista salgo del departamento, corriendo escaleras abajo, ya que el ascensor me parece muy lento. Llego al estacionamiento lo más deprisa que puedo, me subo a mi convertible rojo. conduzco lo más rápido que se pueda. Una vez en la carretera me doy cuenta que son las 8:45, »joder la clase termina a las 9:34« me recuerdo. Apresuro el transcurso.

Una vez que llego a la universidad de Oxford me estaciono en el estacionamiento del campus, y corro lo más rápido que puedo. Una vez dentro me dirijo a la sala de filosofía. No es cuando doy vuelta el pasillo, que choco con unos hermosos ojos color esmeralda. Botando todos mis apuntes.

-¡No! -exclamo al ver todas mis cosas en el suelo.

-Disculpa, no era mi intención, como lo siento -dice- déjame ayudar.

-No pasa nada, yo las recojo.

-No. Mi culpa, yo me encargo.

-Bueno ya que insistes...

-Solo déjame hacerte una pequeña pregunta, ¿Se puede saber qué hace una chica tan linda como tú, corriendo de esa manera por los pasillos? -me ruborizo al escuchar semejante cumplido.

No es hasta que me paro, y me encuentro con el rostro más lindo, que he visto.

-He, bueno es que yo estaba yendo atrasada a la clase... -mis palabras apenas se alcanzan a articular.

-Ha, eso lo explica todo -y De pronto veo la sonrisa más tierna y linda, articulada jamás.

Sin pensarlo me estoy riendo yo también, olvidándome de lo que estaba haciendo. De pronto se me viene a la mente la causa de mi apuro.

-¡Haa, voy atrasada a la clase!. Y empiezo a correr

-¡Espero volver a verte pronto!- dice detrás de mí.

»yo también lo espero «, pienso mientras me alejo de él, y corro a la sala.

Una vez frente la puerta, entro tratando de hacer el más mínimo ruido.

-Señorita Jam. -me detiene el profesor de literatura. -¿Se puede saber el motivo de su atraso?

-ha, disculpe... Sucede que me he quedado atrapada en un taco. -Miento.

-Un taco..., bueno incorpórese en su respectivo asiento, y trate de ponerse al día.

Un leve suspiro de alivio sale de mis labios. De inmediatamente me dirijo a mi asiento el cual esta junto a mi mejor amiga, Ani.

Conozco a Ani desde que tengo memoria, nuestras madres solían salir a "las tardes de chicas" juntas. Tenían la loca manía de vestirnos iguales, y fingir que éramos gemelas.

Cuando cumplimos 16 años, Ani tuvo la brillante idea de teñirse el pelo de rosa. La verdad es que no se le veía tan bien que digamos, pero aun así le daba un ligero toque de rebeldía, el cual encajaba perfecto con su piel morena y ojos negros. Yo por mi parte lo encontraba ridículo, la verdad es que no me llamaba para nada la atención de pintarme el pelo.

No fue hasta el abandono de mi padre, que decidí pintarme mechas de diferentes colores, como acto de que no me importaba en absoluto, "rebeldía" (la verdad es que si me importaba, y mucho, pero trataba de que nadie se percatara de aquello) por lo cual opte por colores claros, los cuales combinaban perfecto con mi cabello color caramelo, mi piel clara y mis ojos color chocolate con verde, y me dañan un toque de seguridad y libertad.

Heridas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora