Capítulo 29. [Quince Minutos]

Начните с самого начала
                                    

Elisabeth hizo un gesto de querer vomitar haciéndolos reír a todos.

—Felicidades, Bárbara. No pensé que llegaría éste día jamás, pero quiero que sepas que al igual que todos, estoy feliz por ti—Benjamín fue sincero—. por ti y por ella también. Estoy ansioso por conocerla.

—Bueno...—empezó la morena—. Por esa razón también los he reunido a los tres—los vio—. Más que socios, somos amigos, o al menos así los considero después de todo y quiero que ustedes estén presentes en lo que he planeado hacer para sorprenderla. Esto es muy importante para mí y quería compartir mi felicidad con las personas que aprecio.

—El amor ha sacado a flote tu lado cursi.

Alguien murmuró, pero Bárbara no se molestó en lo absoluto. Al contrario, estaba muy de acuerdo en su teoría.

—¿De qué manera planeas sorprenderla ésta vez?—Elisabeth preguntó. Lo cierto era que, tenía tantas ideas en su mente pero ninguna concreta que, no dudó en nada, llamar a sus amigos para que la apoyasen en una decisión tan importante como lo era esa. ¿Cómo podría sorprenderla?

—¿Algún restaurante caro al que tengas en la mira?—ella negó. Una cena no era lo que precisaba para una sorpresa. 

—¿Fuegos artificiales y coloridos?, ¿un globo aéreo?—fue el turno de Benjamín de opinar pero, Bárbara López consideraba que sus amigos estaban siendo bastante predecibles por lo que, solo ignoró la propuesta y pasó a ver a Elisabeth, esperanzada en que fuera un poco más inteligente e interesante.

—Pienso que... Debería ser más íntimo, pero que no pase por debajo de la mesa—anunció con la mente nublada de pensamientos e ideas. Bárbara reconoció que Elisabeth estaba en lo correcto pero aún seguía sin saber qué hacer.

—¡Pueden marcharse ya!

Los animó en una sonrisa mientras volvía a su labor. Los tres se vieron entre sí, y Luciano tras encogerse de hombros, decidió abandonar la oficina de la morena sin agregar nada más que una amena despedida y buenos deseos. En cambio Benjamín, insistió un poco más, pero fue declinado tras una mirada severa de Bárbara por lo que también decidió marcharse sin hablar nuevamente.

—Tú no—murmuró Bárbara al ver que Elisabeth abría la puerta en completo silencio. La rubia giró sobre sus talones y cerró la puerta a sus espaldas acercándose nuevamente—. No tengo muy claro lo que debo hacer, Elisabeth.

Claro que, Elisabeth lo sabía, solo que no había querido reconocerlo delante de Luciano y Benjamín. Ellos eran buenos amigos, pero Elisabeth era mucho mejor y mujer. Era más fácil de entenderse.

O así creía la rubia antes de escuchar a la morena hablar y dar sus ideas para una "gran" sorpresa.

Sus ideas fueron bastante deplorables. Como muchas veces dijo, no tenían ni pié ni cabeza. Algo más del montón y ella... Ella no era una más del montón. Quería seducirla, cautivarla con sus mejores escenarios. Quería sorprenderla y que se sintiera al igual que ella de feliz. Bárbara era pésima con las sorpresas, pero sus ideas eran peor.

—No creo que comprarle un oso de peluche gigante, con flores y bombones de chocolates sea precisamente algo que sea digno de ella—Bárbara lo sabía, pero ese día estaba completamente cerrada a la inspiración. Carecía—. ¿Un paseo, quizá?

—¿Paseo?—cuestionó con el entrecejo fruncido. Un paseo no se escuchaba tan descabellado. Sería algo diferente, algo que no han hecho pero faltaba algo más.

—Un paseo. ¿Algún lugar en común que quieran conocer?—, y lo pensó. Había estado tan ocupada besándola y besándola y... Besándola, que no se había preocupado en averiguarlo.

[ [ ꪶíꪀꫀꪖડ ρꪖ𝕣ꪖꪶꫀꪶꪖડ ] | | 𝐁𝐚𝐫𝐛𝐚𝐫𝐞𝐧𝐚 AUМесто, где живут истории. Откройте их для себя