19. Cambios

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Disfruten el capítulo.

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—¿Qué dijiste? —se separó unos centímetros después de escuchar lo dicho por la otra.

Mónica la observó confusa hasta caer en cuenta del error que cometió.

—O…Oye ya viste, el elevador llegó. ¿Ibas a algún lado?

—Responde —Esta vez, el contacto se había roto. Su mirada demandaba una afirmación—. ¿Tú eres la persona que me ha estado enviando los girasoles y las tarjetas? ¿Fuiste quien me envió la cajita misteriosa al restaurante?

No. Así, no quería que lo descubriera, pensó decepcionada. Ya se estaba imaginando que cuando la otra por fin accediera a tener una relación con ella tal vez…

Incluso ya tenía idea de lo que haría apenas le revelará la verdad. Pero dada la situación debía de pausarlo hasta nuevo aviso. Todo porque las palabras se le fueron de la boca. Mantuvo en mente todo el día aquella frase que lo soltó inmersa en sus sueños vivos.

¿Podría negarlo? No, no pensaba que le fuera a creer. Después de semejante revelación.

F por ella.

—Pues… —hizo un silencio teatral—, Si. Soy yo —trató de verse tranquila aunque el ojo izquierdo le brincoteaba—. ¿Qué piensas al respecto?

—¿Me preguntas qué pienso? Veamos: pienso…  que me has dado un susto al pensar que tenía a un acosador rondándome cuando eras tú, pienso… que tienes bastante tiempo libre para estar jugando a las cartas secretas cuando deberías de estar manejando una enorme compañía como lo es Industrias Kofmant…

Mónica escuchaba, intentando prestar atención porque —siendo sinceras— aún seguía pérdida en lo ocurrido un par de minutos atrás.

—Y sobre todo pienso que eres una mentirosa. Una vez te pregunté si eras tú la de los detalles y lo negaste —cruzó los brazos conteniendo su frustración aunque más que eso estaba inquieta por todo lo que sucedió y aún más importante por haber cedido a sus propios deseos reprimidos.

—Está bien, lo admito. Si. Me he portado un poco acosadora, pero en mi defensa quiero que sepas que lo hice por dos razones.

—Ah, si. ¿Cuáles?

—Número uno. Quería que conocieras más de mi lado romántico, o es que acaso ¿no te gustaron mis frases sacadas desde el fondo de mi corazón?

—No cuando desconozco a la persona en cuestión.

—Okay. La número dos es porque quería darle un poco de emoción a esto. Hay que reconocer que fui ingeniosa —habló con orgullo y con algo de ego resbalándosele.

Ahora era Alondra la que estaba en silencio. ¿Cómo no se dió cuenta desde el inicio lo que estaba haciendo su compañera? Bueno, quiso creer que de verdad no se trataba de ella pero algo muy en el fondo parecía tener la marca de Mónica adornando el misterio.

Serenó su postura. Cómo siempre, no valía la pena armar semejante lío luego de descubrir la persona tras las notas y —si era sincera— algo le hizo sentir bien al confirmar que se trataba de nadie más que la morena.

—Lo fuiste —susurró negando. Seguía conservando ese color característico en su rostro y tal parece que tardaría en desaparecer.

Las luces en el corredor se encendieron anunciando la escasa iluminación solar de la tarde. Un ambiente lúcido se propiciaba a las puertas de su casa, el cual esperaba se dispersaran para que no siguiera a partir de dónde se quedó. Al menos por esa noche, necesitaba descansar la mente de todo lo que ocurrió.

Sonrisas y Sabor (Chicaxchica)Where stories live. Discover now