capítulo cuatro

1.1K 184 113
                                    


Pequeño cordero
━━━━━━━━━━

Los cubiertos sonando bajo, Hyunjin movio su muñeca agilmente para cortar el trozo de tarta que Jeongin había hecho. El rubio solo miraba asombrado como las fuertes manos de su amo cortaban todo tan perfecto, aplaudiendo al ver que las ocho partes cortadas eran tan diametricas.

Jeongin abrio la boca asombrado, de su cuerpo saliendo sonidos de maravillado. El azabache sólo sonrió de costado, aún creyendo que era irreal todo.

-Usted es muy talentoso

Hwang ya sentado y con el tenedor en la mano, rió leve, su pecho vibrando por la leve risillla.

-Yo no fui quien hizo la tarta tan perfecta -Y Jeongin solo se sonrojo, con las mejillas llenas de tarta, con su dedo índice limpiando la migaja que había caído a la mesa de mármol.

Y mierda.

Hyunjin pensaba que quizá su compañía iba a ser cálida. La soledad de su vida hartandolo, el frío de llegar todos los días a su casa asfixiandolo, como si hubieran esparcido gas lacrimogeno, dejándolo sin aire y con ganas de llorar todos los malditos días.

Oh, porque la vida le había dado una compañía ¿no?

-Soy bueno en muchas cosas- Se halago el mismo sonrojado, comiendo rápido la tarta para seguir diciendo -Se cocinar comidas del extranjero. Si gusta podría cocinarle algo

Hyunjin sólo asintió con una sonrisa, dudando en preguntar.

-¿Qué eres en realidad?

Y la pregunta tan improvisa descolocó al muñeco, el mayor vio desaparecer la cálida sonrisa, el bonito rostro del muñeco cambiando a uno asustado, sus ojos alegres apagandose al instante, como una lámpara. El tenedor vibrando por el temblor de la pequeña mano nivea, y Hyunjin sabía que no debió de hacer dicho algo.

-Y-yo- Y Jeongin solo sonrió, sin completar la frase, el mayor mordiendo su labio inferior, y una delgada e cristalina lagrima escapando de los ojos castaños del rubio -Amo, ¿le gustó mi tarta?

Ouh.

-Si...esta muy rica -Y aquel silencio al inicio del desayuno volvió. Éste más incómodo que el anterior, ahora el sonido de los autos pasar junto a los pájaros cantar eran lo único que escuchaban.

Esta bien.

Los ladridos de Kkami por querer salir de la casa irrumpieron el incómodo silencio. El azabache levantándose junto a su plato y taza en mano, dejandolo en el lavado.

-Ya, ya voy- murmuró, Kkami moviendo la cola, con la correa en la boca y la cabeza mirando directo a su dueño.

Hwang se agachó y le colocó bien el collar, enganchando la correa azul en la base superior de aquel bonito collar. Suaves pisadas se aproximaron atrás de él, y unos tímidos zapatos apuntandose las puntas de frente llegaron a la vista del azabache.

Con las rodillas y pies doblados frente a frente tiernamente, Jungkook le sonrió, sus dedos jugando contra si tímidos.

-Amo... ¿Va a salir?

Y el mayor penso exigirle que deje de decirle así, pero vamos, a Hwang le encantaba.

-Si, iré a pasear a Kkami

-¿Puedo ir?

-No

-Por favor- Suplico, agarrando brevemente la muñeca de el mayor, soltandolo rápido, al darse cuenta la falta de respeto que le mostró a su amo. Jeongin solo bajó la cabeza temblando, el azabache no entendiendo su actitud.

The Jeongin DollWhere stories live. Discover now