V E I N T I U N O | D E T E C T I V E

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Asentí, antes de empezar a hablar;

—La diferencia entre la policía y yo, es que yo suelo entrar en sitios donde la policía no tiene jurisdicción —expliqué y saqué todo el aire que tenía en mis pulmones para comenzar con la investigación—. Necesito fotos de su hijo, donde estudia, sus amigos, sus antiguas parejas, toda su familia. Todo lo que me diga con quien se juntaba.

Ahí fue cuando la mujer, que estaba callada y bastante destrozada, dijo;

—Esa es otra... La policía nos dijo que nuestro hijo ha podido ser secuestrado por una mafia.

Arrugué la frente y me quedé callada, tratando de tragar aquella información.

De ser así, todo esto era mucho más gordo de lo que me esperaba. Si encontraba pistas de que así fuera, implicaba algo más que un secuestro. No iban a pedir dinero por él a sus padres para lucrarse, le utilizarían para lucrarse por los servicios que daría.

Me quedé asombrada por aquello y pregunté;

—Espera... ¿La mafia de Londres? ¿La del boxeo clandestino?

—¿La conoce? —cuestionó el hombre.

Asentí.

—Cualquiera que investigue sobre todo lo que ocurre en esta ciudad, la conoce. ¿Están seguros?

Ambos se miraron mutuamente y asintieron, algo dudosos.

—Eso es lo que queremos saber.

Asentí, dando toquecitos sobre la mesa mientras movía los talones de mis pies para que los tacones chocasen contra el piso.

Miré el ordenador encendido, viendo todas las citas que tenía previstas para ese día y luego dije;

—Vale... Investigaré, de ser así y descubro que está metido en esa mafia, no les prometeré nada. —Fui sincera desde el principio—. Puedo involucrarme, fingir estar dentro y tratar de salvarle, pero no será tarea de unas semanas, eso se los aseguro. Puede durar meses, pero les prometo que haré lo que esté en mi mano para mantenerlo a salvo.

El hombre asintió, desesperado y ahí fue cuando empecé a verle el rostro destrozado que seguro que llevaba escondiendo tiempo.

—Vale... Le pagaremos lo que sea necesario. Si necesita más dinero para entrar, pídemelo, no es por falta de dinero.

Sonreí al escuchar aquello. Negué con la cabeza, mirando hacia la ventana, donde podía ver las vistas de Londres y tragué saliva recordando a todos esos familiares que habían perdido a un ser querido. Sobre todo, la incógnita de aquellos a los que sus familiares habían desaparecido y no habían vuelto a saber de ellos. Muchos no tenían los medios para encontrarles, no tenían dinero, pero siempre debía haber alguien que los ayudase. Yo era ese alguien antes de que un fallo hacía un año comenzase a circular una mala reputación en mi entorno.

Un fallo después de tantos años dedicándome a la investigación privada, tantos años haciendo las cosas bien, para que solo te recordasen por un fallo que me hace tener pesadillas casi todas las noches.

Así era el ser humano, siempre se acordaría de todas las cosas malas y nunca de las buenas. Podrías hacer mil cosas bien, que siempre se acordarían de una sola cosa que hubieses hecho mal.

Ojalá no hubiese cometido ese error, y me hizo preguntarme porque le habían llegado buenas críticas de mí a esos padres desesperados, después de que todos me criticasen y empezasen a burlarse por ser una mujer y por el color de mi piel. Negué con la cabeza, miré a aquellos padres y dije;

—Si... Ustedes tienen el poder de poseer dinero, pero hay otros que no e igualmente les ayudo. Solo les pido tiempo, el dinero no me es problema.

La mujer, con los ojos hinchados de tanto llorar, dijo;

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Where stories live. Discover now