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               "Solo un humano más.."
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  «────── « ⋅11va Ronda⋅ » ──────»

Las barras por el lado de los dioses incrementaron al momento de ser testigos del nuevo ataque, la flecha dio en el blanco después de dar por inicio a la última etapa de la batalla.

Exhaustos ambos sujetos se dedicaron una mirada seria, antes de que el humano en cuestión desapareciera entre la nieve y los árboles de dicho escenario.

Las valquirias sobrantes ahora reunidas en un mismo balcón aun discutían con la mayor de todas, por lo que estaba haciendo y sobre todo por que estaba próxima a ser descubierta por los dioses, Brunhilde seguiría adelante a costa de todo.

Los panteones divinos incompletos por el momento, los griegos tenían un tema pendiente con los nórdicos, una junta se llevaría a cabo si llegaban a comprobar una supuesta "traición".

En medio de todo ese conflicto, los servidores de cada Dios que había culminado su duelo en el Ragnarok comenzaron a marcharse, todos llevando consigo algo valioso de su amo, Zagreo no era la excepción.

Su expresión apagada y triste fue golpeada de repente cuando alguien se interpuso en su camino, sintió que el alma se le salía del cuerpo.

-Señor Adamantin- saludó tras recuperarse de su inesperada presencia-, ¿en que puedo servirle?.

-¿Ya te vas?, ¿aun cuando nuestro panteón sigue en duelo?- cuestionó con una expresión seria, su atención no estaba en el chico, más bien en aquello que sostenía en sus manos con tanto recelo.

-Creí conveniente regresar al Helheim para hacerme cargo de todos los pendientes pertinentes a nuestra situación Señor, disculpe no haberle avisado- parecía un pequeño soldado de pie frente al más alto e intimidante dios.

-Ya veo..- contesto desinteresado, había algo que le importaba obtener del chico-, me quedaré con esto- anuncio estirando una de sus manos hacia el arma divina que con tanto cuidado llevaba el chico.

-...-no lo pudo evitar, el apretar con más ahínco dicha arma contra su pecho y fruncir el ceño al dios, era su deber- lo..lo siento, tengo indicaciones, no puedo entregar el Vidente de su hermano.

-¿No confías en mi sirviente?- inquirió casi burlesco el dios de mala actitud.

-C..claro que lo hago, pero tengo un protocolo e hice un juramento frente al soberano a quien serví desde que tengo uso de razón- habló atropellando algunas palabras en tanto daba algunos pasos hacia atrás.

-Un objeto con esa importancia estará más seguro si es custodiado por un dios, soy el aliado más leal de tu amo y aunque no está con nosotros, el me confiaría esta gran responsabilidad- explicó fingiendo amabilidad.

『 Meraki』【℘ơʂɛıɖóŋ】ⓢⓝⓥDonde viven las historias. Descúbrelo ahora