4 de 4. Un final y un comienzo (FINAL)

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Tania respiró hondo antes de tocar el timbre de la casa de Delfina, y mientras esperaba a que alguien respondiera, se entretuvo siguiendo el recorrido de una abeja solitaria que volaba sobre las flores del jardín. Era la primera vez que se veían fuera de clases, y no terminaba de creer lo mucho que había cambiado todo en los últimos días.

Delfina abrió la puerta con una sonrisa que hacía juego con la luminosa mañana de sábado, y detrás de ella apareció un perro que movió la cola al ver a Tania. ¿Será que sí quiere que lo pasee?, se preguntó en un momento de confusión, pero pronto entendió que no era así.

Luego de darle la bienvenida, Delfina la guio a través de la casa hacia su cuarto, que estaba decorado con tantos colores que allí adentro parecía ser primavera, en lugar de otoño. Desde una pared le sonreía Taylor Swift, ajena a sus nervios, y Tania le pidió ayuda en silencio.

La tensión se deshizo un poco gracias a una bandeja de galletas que esperaba por ellas en la cama, y la conversación se desvió hacia la receta para prepararlas, para luego terminar de alguna forma en qué tipo de alimento elegirían si pudieran tenerlo gratis por el resto de su vida. Tania no olvidaba la razón real por la que estaba allí, sin embargo, así que aprovechó un momento de silencio para disparar, sin anestesia:

—¿Cuál es el favor que querías pedir?

La pregunta encontró a Delfina con la boca llena, y Tania tuvo que esperar a que terminara de masticar para poder hablar. Cuando por fin pudo hacerlo, Delfina dijo, suspirando:

—¿En serio vas a matar a Caelian en la historia?

—Creo que sería un buen final —respondió Tania—. No se me ocurre otra manera de terminarlo. Ya te dije que no tengo experiencia con romances de finales felices.

—¿Te fue mal con algún chico?

Tania tuvo que aguantar una carcajada, y lo siguiente se le escapó sin darle tiempo a pensar en lo que decía:

—No me interesa estar con ningún chico. Me gustan las chicas.

A aquella confesión le siguió un silencio en que lo único que se escuchó fue la respiración de las dos.

A continuación, Tania le dio un mordisco a una galleta y se refugió en la cálida sonrisa que Taylor le dedicaba desde la pared, para no tener que ver la reacción de Delfina. Tenía la sensación de haber hablado de más.

Al final, Delfina respondió con otra pregunta:

—¿Sí? ¿Y por qué no escribes de romance entre chicas?

Tania se atrevió a volver a mirar en dirección a ella, aunque de reojo, y confesó:

—Creo que me haría sentir triste escribir de algo que quiero tener y no puedo. —Y luego agregó, bajando la vista—. No te culpo si no entiendes, es cosa mía.

No era la única razón. También consideraba que eso sería poner demasiado de su alma en letras, y no estaba preparada para mostrarse tan desnuda ante el mundo, pero decidió callar. Ya había dicho demasiado. 

La respuesta de Delfina no fue la que esperaba:

—No, entiendo. Pero en ese caso, quiero cambiar el favor que iba a pedirte.

Aguantando la respiración, Tania levantó la vista.

—Mi idea era pedirte un final feliz para Alexei y Caelian —dijo Delfina, en tono grave—, pero hay otra cosa que me gustaría más que eso, solo si quieres. Aunque no pensaba delatarte, y tampoco lo haré si te niegas.

Tania tragó saliva, expectante.

—¿Qué me vas a pedir?

Las palabras que salieron de la boca de Delfina hicieron que Tania empezara a considerar que en realidad no se había levantado aquella mañana, sino que seguía durmiendo en su cama, y que aquello no eran más que un extraño sueño:

¿Termina bien? (completa)Where stories live. Discover now