18. ➖ Deseo ➖

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Harald

Perder a alguien importante de tu vida... es algo por lo que ya he pasado varias veces. Es la sensación más dolorosa que pudiera haber contado alguna vez. La sensación de saber que no regresará te consume, no sabes si podrás volver a verle sus ojos, su sonrisa... no sabes si podrás volver a escuchar su voz, o a sentir su tacto, sus abrazos... todo se siente tan vacío, tan gris, tan oscuro. Te das cuenta que superarlo, será muy difícil.

Y no sabes si podrás hacerlo realmente.

Lo más doloroso es cuando te das cuenta que no podrás superarlo. Por más que lo intentes, por más que finjas una sonrisa, superarlo lo vez tan lejano que solo tratas de acostumbrarte al dolor.

Dices que estas bien. Pero sabes perfectamente que eso no es cierto. Ese "bien" no es sincero. Ese "bien" no es tuyo. No es para ti. No es de ti.

Y tratas. Claro que tratas de superar, de seguir adelante como todos, y tal vez funcione, tal vez alguien más te saca una sonrisa sincera, pero en las noches todo vuelve a ser como era desde el principio.

Y duele. Duele siempre. Como siempre.
Y cuando la muerte está persiguiendo a la persona que te cuidó. Es todo tan gris.

A veces tengo esa mentalidad que todo lo que está pasando es solo una pesadilla, pero el dolor se siente tan real que deja de ser una pesadilla. Quiero despertar de esta pesadilla. Quiero que pare y me deje abrir los ojos, levantarme y seguir adelante.

Esto es una pesadilla, pero estaba despierto. Y es peor que estando dormido.

Tengo suerte, después de todo. De no estar solo en esto.

Daría cualquier cosa por volver a verte sonreír.

Sonreí dejando las maletas dentro de la habitación del hotel.

Lo conseguiste.— le respondí ayudándolo con su maleta.

Soy un experto.

Visualicé la habitación. Era más grande en persona. Una de las suites más grandes que tenía este hotel. Mi padre se quedó con la más grande luego de ganar un piedra, papel y tijera con Adrien. Es un hotel que está cerca de las montañas. Había mucho frío, el clima bajaba de los cinco grados y decían que en la noche era peor. Yo estaba acostumbrado a este tipo de clima, pero Adrien se estaba congelando.

El hotel Oslo era increíble. Nos quedaba todo cerca desde este punto. Decidimos quedarnos en el hotel, porque mi padre estaba con nosotros, y en el palacio de Arturo no estaríamos del todo cómodos. Y de alguna forma, había algunas partes en las que se parecía demasiado al palacio de Inglaterra, la decoración era similar.

Al entrar, nos encontrábamos un gran recibidor con paredes tapizadas de algún mosaico de flores elegantes. Las luces eran amarillas, dándole un toque cálido al salón principal, era redondo con una mesa de madera pequeña en medio de los sofás. También había un gran candelabro de techo, era de cristal, dorado y enorme. La habitación estaba a mi derecha, una cama matrimonial con unas almohadas más raras que las mías. Adrien tiene razón con lo de cambiarlas.

Lo que me parecía gracioso, era que la habitación estaba decorada románticamente. Un pasillo de rosas hacia la habitación, velas a los lados, bocadillos con dos copas de vino, y las luces amarillas le daban otro toque.

Oh, por Dios. Esto es tan... horrible.

Reí a carcajadas quitándole el abrigo a Adrien y colocándolo en el perchero donde ya estaba el mío siendo acompañado.

Los dos Príncipes. [part 2]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang