CAPITULO XXXI

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Me hago pequeño ante la mirada severa de mi profesor. Todos los demás ya se fueron a sus hogares y yo sigo aquí, esperando el tan anhelado sermón que mi instructor de arte me tiene preparado.

—Entonces, Thomas, ¿cuándo estará listo el proyecto?

—Yo...

—¿Siquiera lo has hecho?

«¡No!».

No he tenido tiempo. Bueno, en realidad eso es mentira, tuve mucho tiempo para poder hacerlo, pero en lugar de eso decidí pasar tiempo con Logan y aplazar siempre la fecha del proyectó. Y ahora talvez ya lo habría entregado, pero surgió otro maldito problema. ¡No puedo pintar! Pero si se lo digo, esto llegará a oídos de Anna, el profesor Davis es al último al que puedo contarle mis problemas.

—Aún está en proceso —miento.

Mi profesor deja salir un suspiro cansado.

—¿Cuándo estará listo?

Ni siquiera yo lo sé.

—¿En unas semanas?

—Unas semanas —repite frunciendo el ceño—. ¿Sí recuerdas que la fecha del proyectó ya pasó?

—Sí... pero he tenido cosas que resolver.

—Thomas, lo comprendo, ¿vale? Pero entiende que si no entregas esta parte del proyecto, podrías reprobar mi clase y tendrías que venir en las vacaciones.

—¡Deme un poco más de tiempo! Le juro que lo tendré listo.

Él me ve unos segundos antes de negar con la cabeza.

—Lo haré solo porque eres amigo de Anna. Recuerda que también tienes que explicar el significado de la pintura o dibujo, o decir porqué decidiste hacerlo.

—¡Gracias! Le prometo que lo tendré lo más pronto posible, profesor Davis.

—Leo —me corrige—. Cuando estemos solos, puedes llamarme Leo.

—Está bien... Leo. —Hago una mueca cuando lo digo, porque se me hace muy raro llamarlo por su nombre.

—Te daré hasta la semana que viene para entregarlo. Mañana empieza el fin de semana y creo que tendrás el tiempo suficiente.

Oh, créame cuando le digo que tengo muy presente que mañana empieza el fin de semana. Justo mañana es la fiesta por el cumpleaños de Logan y mi corazón se agita con tan solo pensarlo. Le dije a Anna, Jonah y Nathan que me acompañaran, no estaba seguro de poder ir yo solo y convivir con todas aquellas personas, no con la idea de que podría darme algun ataque de pánico. Pero sé que con mis amigos ahí todo será más fácil.

—Gracias de nuevo, profesor. Lo veré la próxima semana.

Salgo de la clase apresurado.

—¡Te dije que me llamaras Leo! —lo escucho gritar.

Una sonrisa se escapa de mis labios y voy con toda prisa hacia la salida. No hay rastros de ningún estudiante y eso me alegra, no quiero toparme con nadie de camino a casa. Pero cuando estoy en la salida del instituto, me detengo al ver a Logan y a Rosy justo en el camino que tomo para poder ir a casa.

¿Por qué siempre me los tengo que encontrar a ellos dos juntos?

Me escondo detrás de la pared de la entrada, esperando a que se dignen a irse, pero en cambio se ven enfrascados por completo en su discusión. Que raro es verlos discutir, normalmente siempre están melosos y con la lengua de Rosy metida hasta el fondo de la garganta de Logan.

Me oculto aún más cuando veo que se acercan.

—¡Logan, te estoy hablando!

—Pero yo no quiero escucharte.

Mi Razón Para Odiarte [#1 Amores Complicados]Onde histórias criam vida. Descubra agora