—Entonces todo lo que necesitas es recordar tus cursos de preparto y trabajar conmigo en las próximas contracciones, ¿de acuerdo? —El doctor Prem se enfundó un par de guantes de nitrilo. —Todo el mundo en esta habitación es un equipo, y estamos aquí para ti y para tu bebé.

—Eso es genial, en serio, ¿pero podemos darnos un poco de prisa? —

Las palabras de Maprang se volvieron más arrastradas a mitad de la oración y apretó la mano de Kongpob tan fuerte que este pudo oír algún que otro chasquido. —Realmente es lo peor. Estoy taaan arrepentida de no ponerme esa epidural. ¿En qué demonios estaba pensando?

—Lo estás haciendo fenomenal. —Kongpob apretó su mano y Maprang le dio una mirada asesina que le hizo decidir que mejor se quedaba calladito.

—Muy bien, Maprang, la enfermera Yeji y la enfermera Lia están aquí conmigo. El bebé está en posición cefálica, eso es bueno. Muy bueno. Estás completamente dilatada y lista para dar a luz. Vamos a trabajar juntos en este segundo minuto del parto. Cuando sientas la necesidad de empujar, quiero que vayas adelante con ello, ¿de acuerdo? Hasta que el bebé empiece a coronar, vamos a empujar.

—¿Vamos?—Maprang preguntó. Dejó caer la cabeza contra la almohada. — Estoy encantada de que —¡ahhh! —Maprang solo pudo apretar la mano de Kongpob, encogiéndose sobre sí misma con los ojos abiertos como platos. —Oh, Dios, Oh, Dios mío, tengo que empujar.

La emoción se extendió por el pecho de Kongpob. No pudo evitar sonreír.

El parto estaba llegando a su fin, y eso significaba que en unas horas conocería a su nuevo hijo, o hija, cara a cara por primera vez.

Estaba listo. Estaba más listo de lo que había estado nunca.

—Recuerda llevar la cuenta. Cuenta conmigo. Estás empujando y —

¡muy bien! —felicitó el doctor Prem. —De acuerdo. Lo estás haciendo fenomenal. Respira. Tienes que recordar seguir respirando. No serás de mucha ayuda en el parto si te desmayas.

—¿Cuánto queda? —Maprang se apartó un mechón de cabello húmedo de la frente. — Ya casi hemos terminado, ¿verdad? ¿Empujar significa que casi hemos terminado?

—En una madre primeriza, cuyo bebé está en posición cefálica anterior, esperamos solo una o dos horas más.

—¡Solo!—Maprang se rio secamente. — Kong. Estarás en graves problemas cuando pueda volver a caminar. Voy a patearte el culo por convencerme para hacer esto. Y...

Atendiendo al crujido de huesos en la mano de Kongpob, otra contracción vino. Maprang respiró a través de sus dientes y empujó, y Kongpob estuvo como apoyo. Las contracciones eran regulares ahora, y cada vez que Maprang empujaba el doctor Prem la animaba en el proceso.

Las enfermeras zumbaban alrededor. Limpiaban la frente de Maprang con paños húmedos y se aseguraban de que estuviera cómoda. Una de ellas, sintió compasión por Kongpob y tomó el relevo a la media hora para que pudiera salir de la habitación a beber agua. Cuando regresó, Maprang le lanzaba dagas con los ojos.

Sabía que no debía tomarlo personalmente.

Pasó otra media hora. Cuanto más empujaba Maprang, más satisfecha sonaba. Cada vez que gritaba por una nueva contracción, su voz se elevaba y ganaba fuerza. Para Kongpob, parecía que su dolor se había vuelto triunfo. Sabía que estaba progresando y que no quedaba mucho.

Kongpob no podía esperar.

—Muy bien, Maprang, el bebé está casi coronando. ¿Estás lista? —El doctor Prem la miró, sus ojos llenos de amabilidad y comprensión.

Vida de PapáWhere stories live. Discover now