TRES

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Selene Bicker¿El interés de Williams?

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Selene Bicker
¿El interés de Williams?

Cierro el libro notando los continuos susurros que me rodean, como el rumor del rompimiento del compromiso se ha esparcido entre los sirvientes y trabajadores de la mansión. Todos tienen una versión que contar y agregan un poco más a ese pequeño rumor, el cual a este paso está siendo contado fuera de las paredes del condado. Meria me observa atentamente desde la esquina alejada del cuarto, su mirada está llena de curiosidad y muchas preguntas que quiere hacerme, pero nunca lo hará por el miedo que hay en sus ojos.

— ¿A qué le temes? —pregunto sin poder quedarme callada, su mirada cambia a una sorprendida y sin entender a lo que me refiero.

Quiero, necesito indagar en su pasado, saber lo que atormenta a esta menuda mujer, conocer a su verdugo y peor pesadilla. Meria se mantiene en una posición sumisa y sus ojos me observan expectante con una ligera nota de miedo, no quiero insistir más allá de los límites, pero mi curiosidad es tan fuerte que no importa cuántos nudos imaginarios coloque sobre la lengua; ella se suelta y va en busca de respuestas.

— ¿A qué se refiere, señorita? —pregunta en un tono bajo y relajado, casi tranquilo para el aspecto de su cuerpo.

— ¿Quién te hizo daño en el pasado? —repito la pregunta con mayor claridad, siendo concisa en lo que me interesa saber.

Meria retrocede espantada, sus hombros tiemblas y las pupilas se dilatan. El primero de muchos síntomas del miedo, ese sentimiento el cual corroe hasta lo profundo de los huesos, enfundándose en el interior y atrapa a su presa desde las profundidades. El miedo para mí es el peor sentimiento que puede existir, las raíces que lo preceden son más profundas y fuertes de lo que uno puede llegar a imaginar.

—Nadie, señorita, no se dé que está hablando.

—No necesitas mentirme, Meria. No importa que tan bien pienses que escondes el temor, tu cuerpo te delata y traiciona. Huyes de un simple roce como si fuera lo peor del mundo. Solo puedo suponer una cosa, lo suficiente fuerte para justificar esa actitud—hago una pausa evaluando su semblante, observando si es pertinente seguir con esta conversación. —Solo un amante que te lastima o un agresor puede causar esas heridas.

El silencio nos envuelve y sé que está mal seguir con esta conversación, deslizo la punta del dedo por el costado del libro, el cuero rugoso me recuerda que no estoy en mi época y el olor de los libros no es aquel el cual me encantaba percibir por horas. Esta sensación es completamente diferente, desconocida y dolorosa; esperaba encontrar algo o alguien que me diera esa sensación de confort en esta época, pero no lo hay. Alzo la mirada apartándola del lomo del libro, los ojos oscuros de Meria me reciben y en ellos está la duda de hablar o no, pero Meria quiere hacerlo, necesita hablar de su dolor.

Esa mirada quita un poco del peso producido cuando vuelvo a insistirle, llevarla entre la espada y la pared. Me justifico susurrando que ella lo necesita.

DESFASEWhere stories live. Discover now