Parte 1 Dina

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Hacía poco tiempo que Dina lo tenía de contacto, conoció al profesor en un chat en internet, entablaron conversación e intercambiaron cuentas de Instagram. Dina estudiante colombiana de 19 años, José profesor español en la madurez de sus 44, separado no hacía mucho tras descubrir las infidelidades de su mujer, la pandemia le pilló en su nuevo piso de alquiler y debido al confinamiento tuvo que ponerse al día con el uso del ordenador para dar las clases de forma online, por las tardes en su tiempo libre, pasaba las horas viendo series también en el ordenador, así que no transcurrió mucho tiempo hasta que el profesor buscase por la red nuevas amigas con las que charlar e intentar ligar, entraba en sitios de chat aleatorio como Omegle y así es como contactaba con mujeres de México, Colombia, Argentina, también algunas de España pero ninguna de una ciudad próxima a la suya..., así fue como su cuenta de Instagram iba creciendo en número de chicas simpáticas con las que había tenido una grata conversación, con muchas seguía contactando luego mediante los mensajes directos de Instagram, mensajes que al principio eran más seguidos pero que luego, con el tiempo se espaciaban para finalmente terminar por agotamiento con la frialdad de textos cortos y emoticonos. Luego estaba el reducido grupo de aquellas amigas con las que hubo buena conexión desde el principio y las conversaciones se hicieron frecuentes y divertidas, una de estas fue el caso de Dina.

Las conversaciones entre el profesor y Dina, se habían ido animando, había buena conexión y buen rollo, se habían pasado de vez en cuando fotos y vídeos cortos, y había buena química entre ellos, José no paraba de piropear a Dina, no sin razón, la morena colombiana tenía un cuerpo espectacular, casi de modelo, con medidas perfectas que conjugaba bien con ropa supersexy, las fotos en short y top que le llegaban eran espectaculares y la confianza entre ambos crecía por días, así que llegado el momento José quiso dar un paso más, se decidió a mandar un mensaje a Dina en el que confesaba que al ver esas fotos siempre se quedaba con ganas de más, que la sensualidad de ese cuerpo lo tenía loco y que ansiaba que le mandase un video más subido de tono.

A Dina aquella petición le llegó desprevenida, ella se aburría en la cama, una sonrisa pícara se dibujó en sus labios y se dijo ¿por qué no? Así que decidió animar al profesor, decidió grabarle un vídeo "hot" pensando en hacer algo suave para empezar, así que mientras con la mano izquierda sujetaba el móvil, con la mano derecha se acarició lentamente el cuello bajando hasta sus pechos, sus pezones se erizaban, los pellizcó un poco por encima de la blusa, notaba cómo se endurecían, fue subiendo lentamente su blusa gris de algodón dejando ver su ombligo y su delgada cintura e introduciendo la mano bajo la blusa, poco a poco para incrementar el deseo, masajeó sus pechos dándose su tiempo. Paró la grabación y le dio a enviar....

La sonrisa pícara seguía en el rostro de Dina, sabía que eso produciría una gran erección en el profesor y le gustaba pensarlo, era excitante y a ella también le excitaba, así que sin esperar la respuesta de él, decidió continuar y grabar otro vídeo, colocó el móvil apoyado en un vaso que había en la mesilla de noche de forma que pudiera estar cómoda en la cama y, en esta ocasión, comenzó a desabrocharse el botón de su short bajándolo hasta los tobillos, quedándose solo con un precioso tanga negro, se giró un poco para que pudiera ver ese culo perfecto, luego volvió a la posición inicial e introdujo su mano bajo su ropa interior y acarició su sexo, comprobando que ya estaba húmedo, sus dedos resbalaban entre los labios de su rajita, ¡cuánto placer le daba hacerlo así!. Definitivamente se estaba excitando mucho con este juego...

Empezaron a llegar mensajes del profesor, emoticones de corazones, besos y llamas, entre algunos OMG y piropos de todas clases, ella se reía pensando en la exagerada reacción del profesor, y eso que solo había mandado un vídeo, sin pensarlo dos veces mandó el segundo vídeo...

Le estaba gustando este juego, así que se dispuso a grabar un tercer video, bajó lentamente sus bragas con una mano a cada lado de la cadera, alternando movimientos de bajada de una y otra mano, sin prisas, hasta finalmente dejar su sexo al aire, su tanga cayó hasta los tobillos y frente a la cámara, un precioso coño perfectamente depilado que comenzó a tocar con sus dedos, primero rozando su rajita para luego ir introduciéndolos cada vez más, rozando su clítoris con estos movimientos y consiguiéndose poner más y más mojada. De su boca comenzaron a surgir leves gemidos de placer, la respiración entrecortada y jadeante, deseaba tener al profesor excitado y le excitaba muchísimo pensar la reacción que sus movimientos estarían causando. Paró un momento y envió el tercero de los vídeos, pero ya no podía interrumpir más, tenía que continuar dándose placer porque estaba realmente excitada así que comenzó a grabar el cuarto video.

Ella seguía tocándose, imaginando que su mano era la mano del profesor, le encantaba tocarse despacio, pero el deseo se incrementaba y quería más, decidió jugar con su dedo explorando su interior, introduciéndolo bien adentro, pronto comprendió que un dedo no era suficiente, necesitaba más e introdujo dos dedos a la vez, entrando y saliendo, primero despacio y luego fue haciéndolo más y más rápido, hasta que de su boca entreabierta se escaparon gemidos de placer. Siguió así un buen rato, lo estaba disfutando....

Sus pechos estaban durísimos de la excitación y su cuerpo se arqueaba en cada movimiento, no le quedaba mucho para llegar al clímax, así que siguió jugando con sus dedos más y más, abriéndolo bien para que el profesor pudiera disfrutar de su sexo abierto. Sacó los dedos un momento para poder grabarse bien y luego siguió dándose placer. Le encantaba tocarse.

De pronto Dina tuvo una idea, llevó los dos dedos a su boca y los introdujo bien adentro dándoles una profunda mamada, el mensaje era claro, quería decirle al profesor lo que esa boca haría con su pene si lo tuviera allí con ella. Se recreaba al hacerlo, sacando y metiendo los dedos mientras miraba a la cámara con mirada lasciva, estuvo así un buen rato, jugando también con su lengua entre los dedos, sabía que esto le gustaría, finalmente llevó de nuevo los dedos a su sexo mojado, y siguió con ese juego que tanto le gustaba, pero esta vez se tocaba en los sitios adecuados y con la presión justa que su cuerpo le pedía, dándose más y más placer, dos dedos entrando y saliendo, mientras con la otra mano tocaba su clítoris, incrementando el ritmo cada vez más hasta terminar en un intenso y largo orgasmo entre ahogados gritos de placer.

Extasiada en la cama y aun jadeando, con sus manos mojadas de tocarse, se incorporó hasta alcanzar el móvil en la mesita de noche, paró la grabación y le dió a enviar. Una sonrisa de niña mala se dibujó en su cara, estaba deseando ver la reacción y los comentarios del profesor...

La Distancia y el DeseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora