5. Aunque la muerte nos separe

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!!|Capítulo final

TW: Menciones de maltrato, abuso, alcohol, suicidio, etc.
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Los pájaros enpezaron a piar y el sol a asomarse por el horizonte, dando comienzo a un nuevo día en el cual dos comprometidos se encontraban durmiendo plácidamente en una cama acolchada y con sábadas de seda.

El primero en despertar fue el albino, el cual se encontró con su escena favorita, el rostro de su futuro marido, durmiendo como él hace unos minutos. Notó como este se despertaba poco a poco después de haber estado unos minutos mirándole y no quería parecer un acosador por lo que se hizo el dormido, esperando que Kaeya no se diera cuenta.

Albedo pegó un mini saltito al notar como unos brazos lo rodeaban debido a que no se esperaba tal acción, pero finalmente se relajó, notando como el olor característico de Kaeya inundaba sus fosas nasales.

-Buenos días.-dice con la voz un poco ronca- se que estás despierto, puedes dejar de hacerte el dormido.-suelta una pequeña risa, le causa a demasiada ternura que a veces el menor se comportara de una manera infantil, es más, le encantaba.-

Albedo abre lentamente los ojos mientras sus mejillas se tiñen de un tono carmesí y su mirada reflejaba vergüenza.

-No soy un acosador, no es lo que parece.

-¿Y qué parece?-dice con una voz burlona-

-Yo- eh- ah- cállate.-se tapa la cara con las sábanas estando de cada vez más avergonzado-

-Cállame.-entonces Albedo se destaba rápidamente y pone su mano en la boca del contratio, pero no se esperaba que Kaeya fuera a lamerle la mano, por lo que simplemente se convierte en más chile juenyun de lo que ya era- Te vas a poner más rojo que un chile juenyun, ¿vamos a desayunar?

-Bueno... cocinas tú.

-Está bien.

Ambos se dirigieron a desayunar, Kaeya preparó dos tazones de cereales con leche, primero la leche y luego los cereales.

-¿Acabo de ver lo que acabo de ver? O sea estoy medio ciego pero... -dice Albedo al ver semejante pecado-

-¿Qué acabas de ver?-pregunta sin entender-

-Acabas de echar la leche y luego los cereales, es de lógica que es al revés, si no la leche te salpica.

-A ti ya te ha salpicado varias veces.-dice con un tono pícaro-

-¡Kaeya!-dice avergonzado-

Empezaron a desayunar con tranquilidad, disfrutando de la mañana, hasta que de repente suena el móvil del de cabellos azules.

Este lo toma y mira la notificación y el miedo volvió a inundarle, todo su mundo se le vino abajo con la foto del número desconocido.

Se cambió de número tal y como le había dicho Jean, ¿cómo le había vuelto a encontrar?

-Kaeya, ¿pasa algo?-pregunta preocupado al ver el rostro de Kaeya-

El mencionado con anterioridad no responde, simplemente se limita a ver la foto, y esta se resume en Diluc, en un estado tan detestable que parecía que en cualquier momento podía morir.

-Kaeya.

-Diluc...-susurra-

El albino se acerca para ver el móvil de su amado y se queda sin palabras.

Parecía que Diluc estaba en una especie de sótano, tenía heridas por todos los lados y moretones, parecía desnutrido y deshidratado, como si le fueras a tocar y con ese toque fuera a morir.

✧ Aunque la muerte nos separe ✧ (Kaebedo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora