Realmente quería un darle un visto bueno a Wan Fei. 

El interrogatorio de Wan Fei fue bastante nivelado, provocando que Bian Nan cayera instantáneamente en una profunda inquietud. 

Antes de acercarse a Qiu Yi, su vida seguía siendo igual. Cuando no podía llegar a la casa de Wan Fei, iba a los cibercafé, a la ciudad de los videojuegos, pasaba el rato en la calle y reuniéndose con un grupo de personas que no conocía, y para ver si había alguna chica agradable a la vista. 

Ahora, todas esas cosas que solía hacer, de repente se sintieron tan aburridas y no queriendo participar. 

Para él lo más interesante ahora, era esa pérgola de uvas en el patio, aquella mesa con una tetera, Erbao corriendo por el patio y...

—Es realmente cierto, —Bian Nan se colocó de pie— Algo anda mal. 

—¿Ah? —Wan Fei también se colocó de pie.

—¿Puede gustarte alguien de forma tan casual? —Bian Nan chasqueó la lengua: —¿Es alguna clase de juego? 

—¿Crees que debe tener algún tipo de explicación que te guste alguien? —Wan Fei dio un paso a su lado: —¡Ho! ¿Es realmente así? 

—A ti te gusta Xu Rui —Bian Nan lo miró con los ojos entrecerrados: —Es realmente extraño que una chica tan bonita, pero ciega, le guste alguien como tú. 

—Maldita sea, tus sentimientos de superioridad siempre se recuperan insultándome —Wan Fei suspiró. 

Los dos no discutieron el resultado. 

Después de entrenar y llevar a Qiu Yan de regreso a casa, los dos no regresaron en taxi, caminaron a lo largo de la carretera durante dos horas y después de conversar, incluso con Bian Nan teniendo hambre, no hubo alguna conclusión. 

Bian Nan no podía admitir que le gustaba. 

Para Wan Fei, gustar de alguien no era complicado de pensar. 

Pero de vez en cuando, Wan Fei regresaba a la realidad y se colocaba al lado de Bian Nan para negar juntos. 

Al final, antes de que Bian Nan pudiera decir algo, Wan Fei no pudo soportarlo más. Se colocó en cuclillas al costado de la carretera y le dijo a Bian Nan: —Nan-ge, te daré una sugerencia, la última. 

—Habla —Bian Nan lo miró. 

—No verás a Qiu Yi a partir de hoy, tampoco lo contactaras y piensa en como te sientes —Wan Fei apretó los dientes y dijo con fiereza: —Veamos si con esto sientes que te asfixiarás hasta la muerte. 

Bian Nan no habló, solo miró a Wan Fei. 

—¿Qué? ¿no eres capaz? —Wan Fei se colocó de pie y lo miró fijamente: —¿Temes saber la verdad o simplemente te sientes reacio a separarte de él? 

—De acuerdo —dijo Bian Nan. 

Bian Nan sintió que esta sugerencia no era difícil para él. El entrenamiento estaba a punto de comenzar, por lo que tiene que pasar todos esos días en la cancha y no recordaría a Qiu Yi, e incluso si le colocaban a una belleza deslumbrante frente a él, es posible que no tenga tiempo para pensar en ello. 

Sin embargo, en medio de la practica fue un poco diferente de lo que imaginaba. 

Cuando Qiu Yi estaba libre, llevaba a Qiu Yan a la escuela. 

Podía ver la bicicleta blanca desde muy lejos y cada vez que Bian Nan se colocaba en cuclillas en la puerta de la escuela, tenía una expectación inexplicable. Pero cuando veía la bicicleta de Qiu Yi y deteniéndose frente a él, volvía a sentirse incómodo. 

DOS LOBOS Y UN BOLLODonde viven las historias. Descúbrelo ahora