—¿Es un colgante de jade? ¡es hermosa! —Bian Nan abrió la caja y había un seguro de hebilla, abrió la puerta y gritó hacia la sala de estar: —¡Gracias tía! 

—Nan-ge, ven y ayúdame con esto —Wan Fei se sentó en la cama y sacó una pequeña caja: —Esto es para Xu Rui, ¿crees que le gustará? 

Bian Nan chasqueó la lengua y se inclinó para mirarlo. Parecía un pequeño tazón de jade con forma de frijoles pequeños. 

—Maldita sea, me gusta esto —Bian Nan lo tocó. 

—¡Por qué te gustaría esto! —Wan Fei estaba encantado: —a las chicas les gusta estas pequeñas formas de frijoles. 

—¿Cuál es el punto de eso? creo que se ve divertido —Bian Nan lo tomó y lo miró más de cerca: —A ella de seguro le gustará, ¿a qué tipo de chica no le gustará algo como esto? la clave más importante es que lo trajiste para ella desde muy lejos. 

—¡Sí! —Wan Fei guardó la caja y se acostó en la cama: —Se lo daré mañana cuando la invite a salir. Salgamos todos juntos a comer. 

—Está bien —Bian Nan asintió. 

—Nan-ge —Wan Fei se mantuvo acostado por un momento y luego lo pateó con los pies: —¿Qué has estado haciendo estos últimos días? sigo sintiendo que no tienes nada de interés, y además, ni siquiera me invitaste a la ciudad de los videojuegos apenas me viste. 

—¿No estás cansado después del viaje? —De hecho, Bian Nan estaba un poco deprimido y no sabía si era porque estaba demasiado ocupado o por lo que pasó ayer. 

—No estoy cansado —Wan Fei lo miró mientras usaba sus brazos como almohada: —Dime, ¿pasó algo? 

—Nada —Bian Nan se apoyó en la cabecera de la cama. Después de pensar durante mucho tiempo, se abalanzó sobre Wan Fei y lo miró de frente. 

—¿Qué estás haciendo? —Wan Fei estaba atónito y lo miró fijamente a los ojos. 

—¿Soy guapo? —preguntó Bian Nan. 

—Guapo, bastante guapo —Wan Fei tardó mucho tiempo en decir: —Maldita sea, ¿Quién te hizo dudar de tu propia belleza? 

—No digas tonterías, mírame —Bian Nan se señaló a sí mismo: —Soy guapo, ¿verdad? ¿Quieres besarme? 

—Sí —Wan Fei lo atrajo por su cuello y le dio una beso falso en la cara junto con un fuerte sonido: —Déjame besarte otra vez. 

—Olvídalo —Bian Nan suspiró y se volvió a recostar en la cabecera de la cama. Wan Fei probablemente no podía entender su depresión y mucho menos qué decirle ahora. 

—Nan-ge, ¿acaso conociste a una chica que ignora ese hermoso rostro que tienes? —Preguntó Wan Fei después de una breve reflexión. 

—No —Bian Nan ahogó su voz. 

—¿Qué está pasando? —Wan Fei se sentó. 

—No lo sé —Bian Nan todavía se sentía ahogado: —Probablemente estoy enfermo. 

Wan Fei se congeló, lo miró fijamente durante un rato, para luego abrir la boca varias veces y por fin emitir un sonido: —¿De qué te enfermaste? 

—¡¿Puedes usar ese cerebro que tienes?! —Bian Nan le dio una patada en la pierna. 

—¡Mierda! ¡acabas de decirme que estás enfermo! ¡por lo que solo puedo preguntarte de qué te enfermaste! —gritó Wan Fei mientras protegía sus piernas. 

Justo cuando Bian Nan estaba a punto de decirle que llevara sus tonterías hacia otro lado, sonó su teléfono. 

Sacó su teléfono, lo miró y se quedó mirando la pantalla sin moverse. 

DOS LOBOS Y UN BOLLOWhere stories live. Discover now