HIJO DE ZEUS

257 15 2
                                    

Las cazadoras siguieron andando durante horas. Rose, la hija de Apolo, estaba al lado de su tía, cogida de la mano. Había pensado que sería mejor irse con su madre de nuevo, pero Artemisa la había convencido para que se quedara con las cazadoras, y Apolo estaba de acuerdo.

"No mereces volver con esa bruja. Si estás con mi hermana, al menos sé que tendrás amigas y que vivirás mejor." había dicho Apolo.

Kate iba a su rollo, andaba al lado de Maya, después le daba la tabarra a Anna y más tarde a otra cazadora. Había algo en lo que todas estaban de acuerdo, esa niña era más pesada que una mosca, pero tenía buen corazón.

- Mira, Anna, tengo una mariquita. - dijo Kate con el bichito en la mano.

- Sí, que bonita. - respondió Anna casi sin prestar atención.

- Mira, mira. ¡Hala, pero si vuela! - exclamó Kate impresionada.

- Si, Katy, claro que vuela. ¿No lo sabíais?

- Eh, pues no. - murmuró Kate avergonzada.

- Parece que no hayáis visto nunca una mariquita. - rió Anna.

- Sí, pero siempre muertas. Nunca había visto una viva.

- ¿Y eso por qué?

- Las pisaba sin querer. - masculló Kate apenada.

Anna rompió a reír, y Kate se contagió de su risa.

Entonces Kate chocó con la cazadora que tenía delante.

- ¿Qué pasa? - quiso saber Anna.

- Artemisa se ha detenido. - respondió una cazadora.

Kate se abrió paso para ponerse junto a su madre adoptiva, que estaba parada, con la mirada perdida.

- Artemisa, ¿qué...? - empezó a decir Kate.

- Shhh, ¿no lo oyes? - interrumpió la diosa sin apenas mirarla.

- No, ¿el qué?

Artemisa dio un paso al frente y enseguida estaba corriendo.

Las cazadoras la siguieron algo desconcertadas, pero sin perder de vista a Artemisa.

- ¡Mirad! - exclamó una cazadora detrás de Kate.

Artemisa se había arrodillado junto a una mujer que estaba a punto de dar a luz. Ella murmuraba algo y Artemisa la escuchaba, asintiendo con la cabeza.

Ninguna cazadora se atrevió a dar un paso más, se quedaron a una distancia prudencial de su diosa.

Kate miraba a Artemisa expectante. Era increíble, en menos de media hora, la diosa sostenía un pequeño bebé recién nacido. La diosa de la caza puso al bebé en los brazos de su madre, mientras murmuraba una especie de bendición. Entonces miró a las cazadoras.

- Es un hijo de Zeus. Hera ya debe andar tras él, así que nos quedaremos aquí. No voy a permitir que este pequeño sufra lo mismo que yo cuando tenía tres años. - anunció.

- ¿Montamos las tiendas, mi señora? - preguntó Maya.

- Sí. - Artemisa se volvió hacia la mujer que amamantaba al bebé. - Tranquila, puede quedarse con nosotras mientras tanto. Intentaremos que Hera no le encuentre.

- Gracias, Artemisa. - musitó la mujer, acunando a su hijo en brazos.

- Descansa. - aconsejó la diosa con una sonrisa. - Después de todo es mi medio hermano, es lo menos que puedo hacer.

- Y por algo eres la protectora del parto. - recordó Kate.

- Anda, ve a montar el campamento, te veo poco atareada. - rió Artemisa.

HUNTER OF ARTEMISWhere stories live. Discover now