EL OLIMPO

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Han pasado 10 años desde entonces. Pero Kate sigue aparentando una niña de 10 años.

En esos momentos, están las diecisiete chicas (hay nuevas cazadoras) escondidas tras unos matorrales mientras su señora discute con el señor Apolo. Él les ha pedido que se vayan, pero las cazadoras solo obedecen a Artemisa.

- ¡Saca a mis hijas de tu estúpido grupo de cazadoras! - brama Apolo.

- ¡Tus hijas quisieron estar con mis cazadoras porque tú las abandonaste! ¡Déjame en paz y vete! ¡A la próxima cuida mejor a tus hijos y no te rechazarán! - espetó Artemisa cabreada.

- ¡Tú no me des ese tipo de consejos porque no tienes ni idea! ¡Ni siquiera me diste sobrinos!

- ¡No quiero hijos!

Apolo va a golpearla, pero Artemisa se agacha y le da una patada en la espinilla a su hermano.

- Deja a mis hijas. - exige Apolo.

- No pienso dejar que las vuelvas a llevar con esa bruja a la que llaman madre. Es peor que Hera, ¿no te das cuenta? - dice Artemisa.

- Hera no es mala. Cuida de Ares y de Hebe como no lo hace a nadie. Y a Hefesto...

- Ese es otra cosa. - se burla Artemisa. - Esas niñas no van a vivir con esa mujer, mucho menos con el machista de su padrastro. Esto es 1915, hermanito. Cualquier chica inteligente preferiría a las cazadoras antes que a los hombres. Por desgracia no muchas nos conocen.

- No soy tu hermanito, ¿me oyes? Ahora devuélveme a mis hijas o tendrás problemas.

- Mira como tiemblo.

- Informaré a Zeus. Él decide.

- Ahí estaré. En el Olimpo no hay discriminación machista, y seguro que la mayoría apoyará a las cazadoras. Las vírgenes nos apoyamos las unas a las otras, y ya te digo yo que haremos que tus hijas no vuelvan a ver a esa bruja.

- Ya lo veremos. - Apolo desaparece con un destello de oro.

Artemisa no se mueve por unos instantes, luego anima a sus cazadoras a acercarse.

- Madre mía. - dice Kate alucinada.

- Ya ves. - Artemisa se acerca a dos gemelas de 9 años. Eran las miembros más nuevas del grupo, hijas de Apolo. Anna las acompaña y las tranquiliza con ternura.

- ¿Ese era nuestro padre? - preguntan las gemelas al unísono.

- Sí. Pobres sobrinas mías. - Artemisa les acaricia la cabeza. - No volverán a haceros daño esos hombres. No mientras yo esté de pie.

- Señora, ¿montamos el campamento? - pregunta Sabina.

- Sí. Descansaremos aquí. Kate y Maya, necesito que vengáis conmigo esta tarde al Olimpo. Debo tener compañía de confianza si Apolo me acusa.

- Pensaba que se llevaba bien con su hermano. ¿No era que la semana pasada salieron juntos a hacer no se qué? - pregunta Anna.

- Sí. Pero parece que se le han cruzado los cables. - dice Artemisa.

- ¿Qué cables? - quiere saber Kate.

- Ningunos. - ríe Artemisa alborotado el cabello de su hija adoptiva. - Es una forma de hablar.

- Ah. - Kate se rasca la cabeza.

Las cazadoras levantaron el campamento en breve. Artemisa se acerca a un río que se encuentra cerca de ellas e introduce una moneda de oro.

Iris, te necesito. Ven porfavor. - piensa la diosa bajo la atenta mirada de varias cazadoras.

En el agua se materializa una chica muy pálida con el cabello muy canela. Lleva los brazos llenos de pulseras multicolores. Viste una faldita rosa y una camiseta azul claro.

HUNTER OF ARTEMISDonde viven las historias. Descúbrelo ahora