capítulo uno

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Lluvia Ruidosa
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El ruido de la lluvia chocar contra la vereda de aquella calle tan estrecha, era lo único que el azabache escuchaba, apretó fuerte el agarre de su mano contra el timon de su bicicleta azul, ya vieja por el pasar de los años, pero aún asi eficiencia y rápida.

Aquel jueves había sido un día muy caluroso para el pueblo. La mayoría de personas había ido a la playa, siendo verano, el pequeño pueblo de Andong aprovecho el momento. Los buses que salían de la aldea siendo repletos por los pueblerinos. Algunos encaminandose a pie al lago y otros a la playa en bus.

Hyunjin no odiaba la playa, solo odiaba la arena que quedaba en su cuerpo y el ardor al dia siguente, producto a los rayos solares.

Cuando llegó a la cafetería en la mañana, exactamente a las ocho, no había mucho público, raro en su opinión, porque decir que la cafetería 'Hwang' no era famosa en Andong, era una gran mentira.

Pero... ¿Quién tomaba un café caliente a pleno 31 grados?

Al parecer nadie, nadie en su sano juicio lo hacía.

A excepción de Mily, esa mujer como todas las mañanas estaba en la cafetería, acompañada de su lindo gato dormilón.

Sus piernas pedaleando rápido, la lluvia lo había tomado de imprevisto, como a muchos otros. El hermoso sol no dejando rastro alguno.

Giro en la esquina curvada, a velocidad rápido a su gran compañera de vieja, salpicado un charco de la lluvia acumulado a sus zapatos y dejando una que otra marca de agua en el viejo pedal.

Sonrió al ver la - ahora suya- bonita casa azul cielo, con el bonito color mármol de la cumbrera.

Dejo su bicicleta en el cobertizo, caminando rápidamente hacia la puerta trasera de su casa. El pasto de su patio manchando sus tenis con tierra, producto de la lluvia, que aún seguía cayendo.

-Kkami, llegue, pequeño -murmuró el azabache, quitándose los zapatos con los pies -¿Dónde estas?

Escuchó como las patas de su perro corrían desde su habitación, seguro en su cama antes dormía. El pequeño Kkami llegó moviendo su pequeña cola, tirándose al piso de piernas abiertas, su lomo con destellos blamcos pegado al piso, y sus patitas en el aire, en espera a que su dueño le acaricie la panza.

-Buen chico

Viernes.

Fue definitivamente el día más agotador de la semana, la cafetería repleta de parejas enamoradas y grupos de jóvenes estudiantes en busca de un poco de paz.

Para su suerte, el día paso rápido.

-Buenos días, abuelo- saludo Hyunjin dando rápida reverencia para su abuelo -Hoy intente cocinar

Sehun sonrió de costado, balanceando su cuerpo en la silla mesedora de madera. -Hyun, sabes que ya estoy viejo- murmuró sonriente -Dime que no es un invento. No quiero terminar intoxicado

-Que gracioso -bufo el pelinegro, dejando el taper de comida envuelto en un mantel, sobre la mesa de aquella habitación de reposo.

-Pero le tendré fé a tus lamentables habilidades culinareas

Sehun con un poco de fuerza se levantó de la silla mesedora, tomando su bastón de madera, para dirigirse a la mesa, donde Hyunjin lo esperaba pacientemente.

-Rápido, tortuga -burló el menor. Aprovechando el tiempo para destapar los dos taperes de comida.

-Más respeto -refunfuño, pegándole en el tobillo con aquel bastón viejo de madera.

The Jeongin DollWhere stories live. Discover now