¡Quema esta carta!

La decisión de Jack

—Michiko, ¿has visto mi skin B? —Preguntó Mary, arreglándose su corto cabello blanco sin mucha suerte.

Michiko estaba nadando entre demasiada ropa. —¿Cual, querida? Tienes tantas... —se quejó, ahogándose en vestidos, coronas y corsés.

—¿Por qué se visten tan bien? —preguntó Smiley, entrando a la sala y dándose cuenta de cómo todo estaba patas arriba. El lugar estaba lleno de accesorios, trajes y cazadores mirándose en el espejo, decidiendo qué ponerse.

—¡Hemos sido invitados por los sobrevivientes a cenar en su lado de la mansión! ¡Nos vamos de fiesta esta noche! —Mary vitoreó. —Y como Reina de la fiesta -y de Francia, supongo- debo asistir.

—¡Robbie! ¡Deja de correr y ponte el esmoquin! ¡Queremos que piensen que somos geniales, no animales salvajes!. —se quejó Luchino, corriendo detrás del niño.

—Es gracioso de tu parte decir eso, Reptiliano. —se rió Bane, hasta que recordó que también parecía un animal salvaje y lloró.

—Fiesta significa vodka, ya voy. —asintió Burke y fue a buscar a Bonbon, planeando hacer que el pingüino usara un lindo sombrero de fiesta.

—Bi'an, ese traje es genial. —dijo el Guardia Negro, mirando a su hermano jurado, también conocido como novio. —El blanco te queda bien.

El Guardia Blanco se sonrojó. —Gracias, el negro también te queda bien. —le dijo al... guardia negro.

Todos gimieron y rodaron los ojos.

Mientras seguían decidiendo qué ponerse y si debían traer una oferta de paz o no, un sobreviviente salió del espejo que conectaba a las facciones de sobrevivientes y cazadores y comenzó a correr hacia los corredores en un instante, ignorándolos por completo. Sucedió tan rápido que ni siquiera pudieron reaccionar.

Todos los cazadores quedaron atónitos. ¡¿Qué fue eso?!

—¿Era un pájaro? —preguntó Robbie.

—¿Era un búho?— dijo Antonio.

—No, es el jodido Vidente. ¡Baneenlo! —gritó Smiley.

—No estamos en una partida, Guasón. —le recordó Hastur con calma al payaso. —Debe estar aquí por alguna razón, dejémoslo en paz y concentrémonos en asuntos más importantes. —De repente, el Dios del lago levantó dos lazos. —¿Rayas verticales o rayas horizontales?

Todos miraron a Hastur en silencio.

—Rayas verticales. —susurró Violetta.

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Después de que Eli dejó el juego, Aesop huyó de Percy alrededor del mapa de Leo hasta que encontró la mazmorra, justo donde Eli había dicho que estaría. El embalsamador hizo una última carrera para llegar allí. Sonrió, ahora era imposible perder, incluso si Percy lo derribaba, sería capaz de deslizarse por el agujero en el suelo.

Es decir, si la mazmorra hubiera estado abierta.

Por alguna razón, y a pesar de ser el único sobreviviente en pie que quedaba en el juego, la mazmorra permaneció cerrada.

Aesop miró congelado la sucia puerta roja, tratando de entender por qué le estaba pasando esto. ¿Era algún tipo de error? Pero nunca había sucedido antes.

¿Estaba el Barón simplemente cansado de él, y esta era su forma de deshacerse de él?

Aprovechando su confusión, Percy finalmente logró darle un golpe al Embalsamador, derribándolo en la parte superior de la mazmorra. Luego, tal como había hecho con la Mecánica, comenzó a golpearlo una y otra vez, haciendo que Aesop soltara varios gritos de dolor.