¡Quema esta carta!

Queda un día

Hace mucho tiempo, la vida diaria de Jack estaba llena de muchos remordimientos.

Se despertó un día normal en su apartamento ubicado en Whitechapel, Londres, y lo primero que olió fue sangre. Ahí es cuando supo que el otro 'él' ha matado a una dama inocente...De nuevo.

Sintió arrepentimiento.

Pintaba durante horas y horas, tratando de acallar esa voz terrible que vivía dentro de su cabeza diciéndole que hiciera cosas horribles, solo para mirar lo que había dibujado y darse cuenta de que era un retrato de una dama acostada en una cama, rodeada de sangre.

Sintió arrepentimiento.

Los periódicos habían llamado a su otro yo Jack el Destripador. La noticia viajó tan rápido que todo el mundo en Europa habló de él, Scotland Yard y todos los detectives privados lo buscaban activamente, todo el mundo le temía. En ese momento, supo que estaba condenado de por vida, porque ¿cómo podría escapar de sí mismo?

Fue entonces cuando su profesor de arte, James Whistler, le dijo que visitara a un viejo amigo en su lugar. Después de todo, estaba demasiado viejo y enfermo para viajar, y Jack era un joven lleno de vida y con cosas nuevas que aprender.

Oh, aprendió algunas cosas.

Cuando llegó a esa mansión, rápidamente se dio cuenta de que la carta era una estafa. Ese lugar era una trampa, y el dueño un loco obsesionado con coleccionar jugadores para su terrorífico juego asimétrico. Jack rió amargamente en ese momento, pensando que su vida no podía ser más surrealista. Es decir, hasta que el dueño le envió una carta personal que lo cambió todo:

"Si juegas como un Cazador en este juego, podrás satisfacer la sed de asesinato que tanto te has esforzado por reprimir sin suerte, y nadie morirá realmente. Por fin podrás ceder a tus impulsos naturales sin miedo a las consecuencias, serás libre de 'él'."

Las manos de Jack temblaron cuando leyó esas palabras, eso es lo que ha querido toda su vida. Aceptó la propuesta y se convirtió en cazador.

Finalmente, dejó de sentir arrepentimiento.

...

Jack se despertó al darse cuenta de que se había quedado dormido en la silla. Michiko, Mary y Joseph ya no estaban en la sala, miró el reloj –no es que hiciera mucha diferencia, siempre era de noche en la mansión– y se dio cuenta de que era bastante tarde. Observó con aburrimiento su juego de ajedrez sin terminar y se puso de pie, decidiendo regresar a su habitación.

De camino allí, se cruzó con Hastur y Smiley Face.

—Te ves inusualmente feliz hoy, Smiley. —Señaló Jack, el payaso tenía una gran y tonta sonrisa en su rostro.

—¿Qué quieres decir con inusual? Siempre estoy sonriendo, ¡es literalmente mi nombre! —Smiley replicó, sin sonreír mucho.

—Su sobreviviente hizo su deducción. —Hastur explicó, aburrido. —Es por eso que está feliz, aunque estoy de acuerdo en que se ve un poco espeluznante cuando sonríe.

—¡Mi sonrisa no se ve espeluznante! ¡Y mira quién habla!

Hastur puso los seis ojos en blanco. —Nunca entenderás el atractivo de las criaturas marinas.

Haciendo caso omiso de la extraña confianza de Hastur en las preferencias de monstruos de la gente, Jack regresó su mirada a Smiley. —¿De qué se trataba tu deducción?

Smiley Face no dijo nada y simplemente se sonrojó.

—Asqueroso. —dijeron Jack y Hastur.

—¡CÁLLATE! ¡Nunca comprenderías la verdadera belleza de una deducción tan pura, profunda y romántica como la mía!