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El día había terminado, la reunión había sido exitosa para la pequeña Sarada cosa que le quitaba un enorme peso a Sakura que, aunque estuvo todo el día tensa, mentiría si dijera que no disfruto la salida ya que vio a su hija desenvolviéndose bien alrededor de la presencia de su padre, más rápido de lo que esperaba la niña ya estaba riendo y saltando alrededor del hombre quien siempre fue comprensivo, cauteloso y un poco cariñoso con la niña y aunque se mantuvo alejada en todo momento de ellos pudo disfrutar de la intersección. Por lo que después de una larga tarde por la feria y en cuanto el sol comenzó a bajar, Sakura decidió que era momento de regresar a Madrid por lo que la niña se despidió de Sasuke.

—Mira, esto es para ti…—Sasuke le mostró a la niña una cajita, la niña lo miró con ojos brillantes y una sonrisa, miró a Sakura quien le sonrió en señal de aprobación, tomo la caja y la abrió —…esta flor es la favorita de tu madre…—el pelinegro miro de reojo a la pelirrosa quien veía con los ojos vidrioso el collar —…también es mi favorita.
Sarada tomó el collar y lo puso frente a ella, una flor rosa con pequeñas motitas negras en su centro, admiro el collar con devoción.
—Es hermoso.
—Es una flor de cerezo —le dijo Sasuke.
La niña miró a su madre y se lo mostró.
—Es una Sakura, ¡como tu mami!—exclamó Sarada.
Sakura asintió y Sasuke le ofreció ponerle la joya cosa que puso feliz a la niña quien lo abrazó después, cuando soltó a la niña quiso decirle algo a Sakura, pero ella solo asintió a modo de despedida.”

—Sakura.
—Mmm, perdón Naruto ¿qué decías?—el hombre hizo una mueca, pero no apartó la vista de la carretera.
—Vamos ¿Qué pasó con Sasuke? ¿Estas muy seria?
—No pasó nada.
—Entonces…—la miró de reojo —…¿qué te sucede?

Sakura miró por el retrovisor a Sarada quien iba viendo por la ventana abrazada de un oso que Sasuke había conseguido para ella de reojo vio como la joya brillo con el reflejo del sol. Miro de regreso a Naruto.

—El collar —le murmuró, a lo que Naruto alzó una ceja y luego vio por el retrovisor para soltar un suspiro.
—Pendejo… —susurro a lo que Sakura le dio un golpe en el brazo —…ya, perdón, pero no se supone que eso te lo había dado él, ¿cuándo cumpliste quince?
—Da igual, se lo regresé cuando terminamos, él quería que lo conservara, pero bueno al parecer de alguna forma volvió a mi —Naruto asintió mirando la carretera.

La plática cambio de ahí, Naruto y Sakura decidieron dar el tema por cerrado y comenzaron a conversar como ya era habitual, escuchando las ocurrencias de la niña y contando chismes del trabajo de ambos, a mitad de camino pasaron por algo de cenar y llamaron a Hinata para avisarle que se quedaría en casa de Sakura por lo tarde que llegaría Naruto a casa, Sakura reviso sus mensajes dándose cuenta que tenía tres de Izumi quien le decía que estaría fuera de la ciudad y que regresaba en dos días, ella solo le dijo un simple “cuídense” y bloqueo el teléfono.
Cuando llegaron a casa era más de media noche por lo que Sarada estaba dormida en la parte de atrás, la calle estaba medio iluminada por lo que estaba oscuro cuando llegaron al frente de la casa vieron la valla abierta.

—¿Izumi habrá salido? —pregunto Naruto a lo que Sakura negó.
—Izumi salió de la ciudad…—dijo, se quitó el cinturón y abrió la puerta—…cuida a Sarada, iré a revisar.
—No, Sakura espera…

La pelirrosa cerró la puerta del auto callando las protestas de Naruto, rápidamente atravesó la valla y vio el pequeño jardín intacto “Tal vez alguien entro a robar” aquel pensamiento la hizo pasar saliva, el vecindario siempre había sido seguro y nunca había ocurrido algo por el estilo.  Cuando se acercó a la puerta vio que estaba abierta solo un poco, giró a ver a Naruto quien estaba fuera del auto esperando a saltar por si algo ocurría.

Recuperando el amor  [EDICION]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora