Capítulo 47 ~ Sus ojos

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- ¡Quítenle el tubo! - Le grito a cualquiera que este cerca y tenga guantes para hacerlo.

Ellos se quedan viéndome y luego al doctor Bing quien les hace una seña ordenándoles que lo hagan, en pocos segundos un residente lo retira y el doctor escucha sus pulmones con el estetoscopio.

Thomas tiene el ceño fruncido y cierra sus ojos de nuevo.

- Está bien, pónganle una mascarilla de oxígeno. - Ordena acomodando el estetoscopio de nuevo en su cuello.

Me mira con satisfacción mientras acomodan la mascarilla en el rostro de mi esposo.

Él quiere quedarse, esta luchando.

Regreso mi atención a Thomas, y pongo una mano en su mejilla.

- Se que es agotador pero lo estás haciendo genial.

Él abre sus ojos de nuevo y mueve sus labios tal vez intentando hablar.

- No no cariño, aún no puedes hablar, tú garganta está un poco irritada por el tubo, pero, vendrán personas a ayudarte después. - Le explico omitiendo detalles importantes que se que no debe saber ahora.

Como que aún no se sabe si entre sus secuelas por el golpe y el coma está la capacidad de lenguaje y comunicación o que su voz va a estar ronca y diferente por mucho tiempo hasta que se recupere del todo por la irritación del tubo.

- Por ahora puedes mover tu cabeza para responder nuestras preguntas, ¿okey?. - Le dice el doctor, Thomas asiente levemente, de nuevo cierra sus ojos.

En su estado mantener los ojos abiertos incluso es agotador.

- ¿Recuerdas lo que te pasó? - Pregunta, él niega. - Tuviste un golpe en la cabeza fuerte mientras discutías con alguien más, no debes preocuparte, Eleanor esta bien y esa persona está tras las rejas. - Le explica brevemente. - ¿Sabes donde estás? - El asiente. - ¿Tienes hijos, Thomas? - El se tarda un poco más pero asiente. - ¿Podrías apretar mi mano por cada hijo que tengas?. Asiente.

El doctor toma su mano, Thomas aprieta tres veces. Aquella sonrisa aún no se borra de mi rostro.

- ¿Recuerdas sus nombres? - Le pregunto a lo que él asiente. - ¿Sabes quien soy? - Asiente - ¿Cuantas jamones le pongo a mi sándwich? - Miro la mano que aún sostiene el doctor, aprieta 2 veces.

Aquella evaluación de preguntas fue más gratificante de lo que el doctor y yo esperábamos, si soy sincera, son pocos los pacientes que están tan bien incluso después de lo que vivió Thomas.

En algún punto el doctor nos pidió que saliéramos de la habitación para terminar la evaluación neurológica, y en ese momento pude ver las sonrisas de todos.

La esperanza nos invadió de nuevo.

El doctor salió poco después con la misma mirada. Nos hizo saber que todo había salido mejor de lo que esperaba, han habido algunas fallas que alega son normales, aún hay que evaluar su movilidad y un montón de cosas más pero, por ahora todo está bien.

Nos advirtió que las próximas horas serían importantes, muy importantes y que cualquier cosa puede pasar. Mientras tanto evitáramos provocarle emociones demasiado fuertes o generarle frustración, hizo énfasis en que no le hablara de mi embarazo aún, ya que aquello podría provocar ambas cosas. Y no puedo negar que sentí una punzada en el pecho cuando lo dijo. Por un momento me imaginé la frustración de Thomas por no haber estado allí enterándose conmigo, dándole la noticia a nuestros hijos. Lo entendí.

El resto de la noche la pasamos en la sala de espera, no nos dejaron acompañarlo en la habitación, pero, aún así nada pudo quitarnos la sonrisa de la cara.

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