CAPÍTULO 18: NO ES TAN TARDE.

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Canción: The Only Reason – 5 Seconds of Summer.

Advertencia: contenido sexual explícito.


Omnisciente

Serkan ingresó al edificio de Art-Life más temprano que de costumbre. La ansiedad de saber que hoy volvería a ver a Eda lo mantuvo más que despierto. Ni el trabajo había logrado hacerlo pensar en otra cosa.

Había planeado el día cuidadosamente, todo tenía que salir más perfecto que de costumbre. Cualquiera que no fuera cercano a él, podía decir que era normal que Serkan Bolat quería que no existiera ni un solo error cuando un cliente tan importante venía a una reunión en Art-Life. Pero la realidad es que Serkan quería que todo fuera perfecto para Eda.

Entendía que aún era bastante pronto, pero al mismo tiempo sabía que había pasado el tiempo suficiente de tortura que su propia estupidez le hizo pasar y pagar.

Leyla se sorprendió más que de costumbre al encontrarse con su jefe ordenando algunos pequeños arreglos florales en la sala de reuniones. Eran detalles pequeños pero sabía que sólo Eda se daría cuenta de ello. Bueno, sin contar a la secretaria que lo estaba viendo en vivo y en directo con una sonrisa, y que decidió volver en sus pasos para luego nuevamente caminar hacia la sala con un ritmo de tacones marcado haciéndose notar y así no asustarlo y hacerle parecer que no lo había descubierto haciendo aquello.

Como suponía, Serkan había tomado asiento en su silla y estaba abriendo la tapa de su computadora.

—Buenos días, Serkan Bey. No lo esperaba tan temprano. — Dijo la mujer manteniendo su actitud sorprendida delante de él, intentando cuidadosamente no llevar la mirada a aquellos detalles.

—Buenos días, Leyla. Hoy es un día importante. — respondió él mientras colocaba la contraseña en su portátil, sin levantar la mirada para no exponerse a sí mismo. Sus ojos lo delataban más que sus propias acciones.

—Lo sé, hoy tiene la reunión con Friket Bey... y Eda Hanım. —dijo la pelinegra sin mucho rodeo, ella también estaba emocionada por recibir nuevamente a Eda en aquel lugar.

Toda la oficina lo estaba, Eda había logrado ganarse el corazón de cada persona en aquella empresa, no sólo de Serkan. Incluso habían organizado enviarle un obsequio por su proyecto benéfico en conjunto, claro sin que el gran jefe lo supiera, aunque se sorprendieron cuando descubrieron que había ido al evento al verlo irse el día anterior sin tener ningún tipo de problema en avisarlo.

Serkan levantó la vista para observar a su secretaria que lo miraba con una pequeña sonrisa, lo cual, increíblemente, lo hizo sonreír también.

—Al parecer no soy el único emocionado porque viene Eda. — Señala, haciendo que Leyla niegue.

—Me arriesgo a afirmar que toda la oficina lo está. — El pelirrojo asintió dando por hecho que así era.

Leyla salió de la oficina tras pedir permiso, se dirigió a la suya para poder enfocarse en sus tareas. Serkan esperó a que la mujer saliera para poder volver a pararse y a terminar de acomodar los últimos detalles que le faltaban según lo que había planeado.

El no casi no dormir lo ayudó a pensar, más que de costumbre. Nada más que ayer mismo había vuelto a ver a Eda y como sospechaba, todo lo que sentía por ella, nada había cambiado. Nunca había sido de esos que creyeran en el término "mariposas en el estómago", pero una vez más, Eda Yıldız le había demostrado lo equivocado que estaba.

Con Eda, todas las sensaciones eran nuevas, sí, pero estaba seguro que algunas eran completamente originarias de ella. Por ejemplo, ese brillo que tenía en sus ojos el día que le regaló su estrella, estaba seguro que jamás en la vida había visto dos ojos marrones tan preciosos brillar con tanta intensidad, como si le hiciera honor y justicia a aquel astro que ahora llevaba su nombre.

ARDER EN LIBERTADWhere stories live. Discover now