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Jungkook aprisiona el cuerpo del peliazul contra una de las paredes de la estancia, mientras la música a todo volumen camufla los latidos acelerados de Taehyung.

Kim jamás pensó estar agradecido con ese aparato hasta ese momento, porque es incapaz de reconocerse bajo ese montón de pulsaciones desenfrenadas.

No es capaz de reconocerse en nada de lo que ocurre, ya que si apenas media hora antes le hubiesen dicho que iba a estar besándose con Jungkook sin duda se habría reído, pero en ese momento le es imposible pensar en nada que no sea el cuerpo del azabache contra el suyo, en cómo sus manos se ciernen sobre su cintura y en cómo sus labios se presionan con fuerza contra los suyos, haciéndolo delirar.

"Taehyung."habla Jeon entre besos, mientras Taehyung trata de interrumpirlo. En ese preciso instante le importa poco lo que Jungkook tenga que decir, lo único que quiere es tenerlo contra su cuerpo. El mayor gruñe en protesta, y el peliazul reprime un escalofrío mientras jadea contra su cuello, haciéndole saber que, totalmente en contra de sus deseos, lo está escuchando. "¿Estás seguro de esto? Porque sé que no soy precisamente santo de tu devoción, y créeme, aunque ahora mismo me estoy muriendo por follarte no quiero que te arrepientas luego." concluye, y Kim ríe burlón.

Jungkook no es precisamente un ángel, pero tiene un mínimo de decencia, y eso lo hace ver de algún modo adorable. Es ridículo, pero Taehyung no espera algo como eso del azabache.

"Jungkook, literalmente te estaba comiendo la boca hace dos segundos, claro que quiero esto." asegura, con las cejas en alto y las manos alrededor del cuello contrario.

Jeon rueda los ojos, y de no ser por la oscuridad que envuelve gran parte de la estancia, Kim podría jurar haber visto la sombra de un rubor subir a sus mejillas.

Jungkook no le da tiempo a pensarlo cuando, sin pronunciar una palabra, agarra la parte trasera de sus muslos y lo alza sin ningún tipo de esfuerzo en el aire, haciendo a Taehyung jadear y aferrarse al agarre en su cuello por la sorpresa.

No es un secreto que el mayor posee una buena forma física, pero Kim está casi embobado en cómo se desplaza sin esfuerzo por el pasillo; sin poder evitar pensar en cómo sería si le follase contra una pared.

Cuando llegan a la habitación Jungkook lo lanza a la cama con fiereza, sin apenas darle tiempo a reaccionar. Pasa junto al gran altavoz negro y gira la rueda del volumen hasta casi el mínimo.

De ninguna manera va a perderse cualquier mínimo sonido con el que Kim le obsequie. El recuerdo de cómo suena su voz cuando gime su nombre es algo que está seguro de querer guardar en su mente.

Taehyung se dedica a observarlo cuando Jungkook se saca la camiseta negra y se cierne sobre él, desabrochando con destreza los botones de su camisa a la vez que deja besos y mordidas por su cuello y clavículas.

Kim está a punto de replicar, porque no quiere acabar lleno de marcas que ocultar, pero los labios de Jungkook parecen hacer magia sobre su piel, así que desecha la idea al instante.

El pelinegro es sexy, cada vez más, quizá por la excitación o quizás porque lo piensa de verdad; Taehyung no va a ponerse a pensar en eso.

Los orbes oscuros y chispeantes de Jungkook lo observan unos segundos, la tez canela del peliazul bajo las luces neón de su habitación lo está llevando al borde de la locura.

Hay tantas cosas que quiere hacer con Taehyung que no sabe ni por dónde empezar.

Le arrebata los pantalones marrones en un movimiento rápido, y aunque todavía tiene los boxers puestos, Taehyung jamás se ha sentido tan expuesto y a la vez tan deseado. Jungkook lo mira como si fuese una obra de arte, y Kim quiere sentirse así para siempre.

neighbours [kooktae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora