CHOQUE

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-hola mamá!- oyó una voz al otro lado del teléfono.-
-Hola Cariño, - quería disculparse con su hija pero evitó hacerlo
- quería avisarte que Lina está en el hospital, parece que le van a provocar el parto, hay problemas con el bebé.
- Gracias cariño, salgo para el hospital. - cogió su bolso, una fina chaqueta rosada, y se subió al primer taxi que vio, nunca iba a trabajar a en coche, fue el primer cambio que hizo en su vida.

Al llegar al hospital se encontró con Gina en recepción.
-Gina!
-Mía! Vamos a ver si tú puedes tranquilizarla, estamos esperando a Robert, todavía no ha llegado.
-La has dejado sola? Que pasa?
-No, el latido del bebé es muy débil. - contestó arrastrándola hasta la habitación. Al entrar, vio a Lina tumbada sobre la cama y a Hugo intentando calmarla. Se acercó a su amiga, Hugo se retiró de la cama sin dejar de mirar a Mía, confuso por su divertido y excitante atuendo.
-Solo voy a decirte una cosa Lina, y óyeme bien, todas, todas tus emociones se las estas transmitiendo al bebé, y eso no es bueno, nada bueno, cierra los ojos, respira hondo y repite conmigo: todo va a salir bien. Diez minutos después, Lina se calmaba, Robert entraba a la habitación, y los médicos y enfermeras preparaban todo para el parto. Escoltada por sus amigos, se dirigieron hasta el quirófano, desapareciendo tras las puertas, esperaron en el mismo pasillo. El parto se alargaba, cinco horas después, se abrían las puertas.
-Que ocurre?- preguntó Mía a una de las enfermeras.
El marido se ha desmayado, el parto se ha complicado, ella está asustada y no está colaborando demasiado, tendremos que hacer una cesárea, podemos perder al niño.
-Cesárea? No! puedo entrar?yo la ayudaré.- suplico Mía
-Lo siento no está autorizada, solo el marido ...
-Entrare yo! - exclamo Hugo
-No ha escuchado lo que he dicho? - se enfado la enfermera
-Por supuesto, el marido está fuera de juego, pero no puede prohibir la presencia del padre del niño
-Como dice?
-Lo que ha escuchado! - Mía le miró, asustada, Hugo utilizaba el mismo truco que él utilizó hace años con ella. La enfermera ayudo a Hugo a colocarse la bata. Antes de entrar en el quirófano se acercó a Mía. - algún consejo?- suplico
-No, sabes lo que tienes que hacer, solo una cosa, si la ves muy asustada, bloqueada, se directo, hazle entender que solo ella puede hacer que su hijo no sufra, dile que se lo ponga fácil, tenemos que evitar la cesárea.- Esas palabras asustaron a Hugo, Mía le sujeto la mano con fuerza.- se que lo harás bien!
-Vale! -sonrió débilmente, -joder! Haría cualquier cosa por aquellas tres mujeres! Pero al entrar en el quirófano, miró a Lina, asustada, llorando, la matrona, gritando. Se acercó!- como vas mamá?
-Mal,
-Y este quien es?- gritó el ginecólogo
-Parece que es el padre! Dijo la enfermera - Lina sonrió sin fuerzas, se retorcía de dolor.
-Esta bien! Un último intento! En la siguiente contracción empuja con todas tus fuerzas- dijo la matrona.- yo te aviso, de acuerdo? Si no ... preparamos todo para cesárea.
-Respira hondo!nena!- susurró Hugo- puedes hacerlo!
-Estoy muy cansada
-Lo sé, lo sé, tú hijo también, -Hugo se colocó detrás de ella, la rodeo con sus brazos- escucha Lina, el bebé está sufriendo, necesita que le ayudes a salir, no aguantará una cesárea, vamos! Respira conmigo! - a pesar de estar sollozando, Lina se concentró en la respiración de Hugo, siguiendo el ritmo.
-Vamos! Aquí está la contracción!- gritó la matrona - tres, dos, uno! Empuja, empuja- -Lina apretó con fuerza las manos de Hugo y empujó, cerró los ojos, y empujó!
-Sigue así! Ya sale la cabeza!
-Vamos nena, tú puedes, coje aire!
-Muy bien!ultimo empujón! Ya le tengo! Descansa Lina - dijo la matrona
-Está bien? Porque no llora?Hugo, que pasa?
-Tranquila, están cortando el cordón umbilical
-Es una niña, - dice la matrona. Colocando a la niña sobre el pecho de Lina, esta sonríe, relajada.
-Hola pequeña Aria, bienvenida al mundo- dice Lina entre sollozos.- Gracias- susurra a un Hugo emocionado.
-Joder! Me he vuelto un blandengue
-Quieres cargarla? - el asintió. En ese instante las enfermeras dejaban entrar a Mía y a Gina, junto a un Robert descompuesto. Quien se acercó a besar a su mujer y a su hija.
-Y a ti que coño te ha pasado?
-No lo sé nena, lo siento
-Le voy a contar a tu hija que tiene dos padres sabes? El flojo biológico, y el que verdaderamente la trajo a este mundo - todos rieron, Mía no dejaba de mirar a Hugo, nostálgica, imaginándole a él en un futuro, como padre, realmente seria un padre fantástico, aunque no fuera con ella, le deseaba lo mejor.
Dos horas después, se despidieron. Hugo logró alcanzar a Gina saliendo del hospital.
-Te llevo a casa. Es tarde.
-No es necesario. Puedo ir andando.
-En serio? No era una pregunta, Son las cuatro de la mañana, vas vestida con unas mallas y un tutu rosa, el apartamento está a diez kilómetros y solo hay ocho grados en la calle.
-He dicho que voy a andando- dijo rotunda.
-Bien, iremos andando
-Iré sola - comenzó andar
-No no irás sola - Mía le miró, conocía esa mirada, y ese tono de voz, serio y enfadado- Ella recapacitó, si la iba acompañar mejor ir en coche, tardarían menos de cinco minutos, en cambio andando, sería más de una hora caminando con Hugo a su lado, y eso no le apetecía para nada.
-Mejor vamos en coche, - subieron al todoterreno de el, Hugo encendió la calefacción, Mía se acomodó en el asiento, el cansancio empezaba a notarse en su cuerpo.
-Tenemos una conversación pendiente, Mía, la otra noche, cuando ....
-Déjalo! Querías repuestas, ya las tienes, listo.- cerro los ojos, para no mirarlo.
-Necesito explicarte, porque me fui del apartamento yo...
-Te equivocas, no me debes ninguna explicación, no soy ni tu mujer, ni tu novia, ni siquiera somos amigos. -está ultima afirmación hirió el roto corazón de Hugo, quien en un intento por no descontrolarse, parar el coche, coger a Mía y gritarle todo lo que sintió, todo lo que sentía, pero no quería asustarla necesitaba ganarse primero su confianza, de nuevo. Condujo en silencio hasta aparcar frente al apartamento.
-Hemos llegado- susurró, pero Mía no le escuchaba, se había quedado dormida. La tomo en brazos, buscó la llave del apartamento, y con suma delicadeza la dejo sobre la cama. en un primer momento pensó en desnudarla, pero se contuvo. La cubrió con una manta, y la observó sentado sobre la cama. Nada en aquel apartamento había cambiado, solo el olor, había un intenso olor a Mía, a su aroma frutal y dulce, inspiró hondo. Una bofetada de recuerdos envolvieron su mente, nostalgia, dolor, amor, deseo, paz ... se puso de pie, pensó en irse, debía irse, cerró los puños con fuerza, culpándose de todo lo sucedido en el pasado, culpándose por haberse ido, culpándose de haberla perdido, culpándose por no haberla amado lo suficiente. Necesita calmarse, dejo actuar a su corazón, solo por un instante, se recostó junto a ella, sin acercarse a su cuerpo, respiró hondo de nuevo, sus pulmones se inundaron de su olor, se relajó.

SENTIMIENTOS DIFUSOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora