Capítulo 28

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~León~

La casa se siente vacía, cada adorno en su lugar y un silencio prolongado

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La casa se siente vacía, cada adorno en su lugar y un silencio prolongado. Se supone que las cosas aquí volverían a la normalidad luego de que Amilca y Gala se fueron, pero la realidad es otra.

Las vivencias que tuvimos no nos permiten seguir con nuestras vidas como antes, ni siquiera se siente correcto. Todos estamos pasando por momentos difíciles; mi padre se encuentra depresivo por la ruptura amorosa que tuvo con Amilca y yo me siento devastado por lo que pasó con Diana.

A la abuela le han dado varias recaídas, incluso papá contrató a una enfermera para que la cuidara. Trato de que no note lo mal que estoy, pero creo que he fracasado porque ella me conoce mejor que nadie. Aun con su ceguera.

Reconozco que el rechazo de Diana me pegó más fuerte de lo que pensaba, tanto así que no he podido ser el mismo desde que llegué esa tarde del parque. Quiero llorar, golpear algo, llamarla y decirle lo mal que me encuentro.

El problema es que no he podido derramar una sola lágrima que me permita desahogarme de la forma que deseo. Hay algo que no me deja cumplir el ciclo de este sufrimiento como debería, y lo odio.

—Me tienes preocupado —dice Marcos sin dejar de mirarme como si fuera un loco—. Ya te dije que no vale la pena.

Quiero decirle tantas cosas que mejor opto por mostrarle el dedo del medio. Mi reacción le parece divertida porque se carcajea, el muy idiota.

—Pareces un muerto en vida, León. Mira esas ojeras, casi no comes, no sales ni intentas hacer algo al respecto con lo de la universidad —prosigue entre frustrado e impotente.

—Ya te dije que no haré nada —contesto, enojado por su insistencia—. ¿No tenías que irte?

Mi pregunta hace que ruede los ojos y se levanta de la cama sin dejar de mirarme con desagrado.

—Estoy aquí porque me preocupo por ti, para eso estamos los amigos... —Hace silencio por unos segundos para luego caminar hacia las escaleras deprisa.

Tengo el impulso de correr tras de él, pero el desgano y dolor en el cuerpo no me lo permiten. La falta de alimentos y el hecho de que me he mantenido acostado me están pasando factura. Demonios, debo hacer algo pronto para entretener la mente y olvidarme de ella lo antes posible.

Con esto claro, me levanto de la cama y me dispongo a arreglar un poco el desastre de ropa que hay en el suelo. Me fijo en las cortinas pasteles, esas que había puesto el engendro el día que envió el correo sobre mi caso a la universidad. Me pregunto cómo estará, si al final se fue a vivir con su padre.

Y llegaste tú © [Saga Tú: Libro 1] (Pronto En Papel)Where stories live. Discover now