Yerim

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La llegada de un bebé a casa siempre es motivo de felicidad y Yeri lo sabía, pues por fin tendría una hermanita con quien jugar.

—Yerim, mi amor, no hagas mucho ruido, tu hermanita y yo debemos descansar.

La pequeña niña de siete años era muy inteligente y considerada, pues a petición de su madre guardó todos sus jueguetes para salir a la sala y continuar con su juego.

Yeri estaba feliz porque aún cuando no conocía a si hermana ella ya la amaba al igual que a sus papás.

—¿Puedo ver a mi hermanita?

—Te hemos dicho que no, Yeri. Acabas de jugar en el piso, no puedes tocar a tu hermana así

—Pero puedo lavarme las manos mamá

—Aun así hay bacterias en tus manos, lavandotelas no desaparecerán.

—¿Si me baño ahora puedo ver a mi hermana?

La madre de YeRim fue una mujer cariñosa pero con la llegada de la menor de los Kim se volvió un tanto insensible hacia la mayor de sus hijas.

—Solo si te bañas

Rápidamente YeRim fue a su habitación, se metió en la ducha y tomó suficiente shampoo y lo restregó por todo su cuerpo. Ahora ella debía bañarse sola porque su madre estaba cuidando de su hermana y ella lo entendía, al ser la mayor tenía que empezar a hacer algunas cosas por su cuenta.

YeRim quería estar completamente limpia así que se aplicó unas dos o tres veces shampoo por todo su cuerpo sin darse cuenta que ya se había terminado toda la botella.

—Ahora si podré ver a mi hermanita

Salió del baño y se vistió, otra cosa que tuvo que aprender a hacer porque su madre decía que ya podía hacer sola y en cambio la bebé no. Y eso parecía tener lógica para la pequeña Yerim.

—Listo mami, quedé muy limpia.

La madre al sentir el olor del shampoo muy presente fue directo a la ducha encontrándose con la botella de shampoo totalmente vacía.

—¡Kim YeRim! ¿Por qué te acabaste el shampoo?

—Porque quería estar lo suficientemente limpia para poder ver a mi hermanita.

—Pero recién habíamos comprado está botella, ¿Que no sabes que ahora tenemos más gastos con la llegada de tu hermana? Piensa en ella, Yerim. Ahora tendré que comprarte otro shampoo y retrasar la compra de las papillas de tu hermana.

Yerim se sentía mal, ella solo quería acercarse a su hermana.

—Lo siento mamá, puedes comprarle las papillas a mi hermanita, mi shampoo puede esperar.

—Ve a tu habitación, estarás castigada.

Ni siquiera pudo saludar a su pequeña hermana.

Entre lágrimas obedeció y fue directo a su habitación, sacó un par de muñecas y de dispuso a jugar hasta que se el sueño la estaba venciendo, recogió nuevamente sus juguetes y fue directamente al baño a cepillarse los dientes, regresó a su cama y esperó pacientemente a que sus padres fueran a darle su beso de las buenas noches.

Ninguno de los dos acudió con YeRim y la niña terminó cediendo a los brazos de Morfeo.

A la mañana siguiente se despertó con mucha energía, pues era lunes y tenía que ir a clases.

Alistó su mochila y bajó al comedor esperando encontrase su desayuno favorito... Hotcakes en forma de tortuga.

Pero no había nada en la mesa, solo un vaso de jugo de naranja y un pan tostado con jalea.

Lo tomó como desayuno y lo entendió, pues ahora su mamá no tiene tiempo de prepararle hotcakes porque debe atender a su hermanita, pero no había problema porque al menos le había dejado algo para desayunar.

Agarró su mochila en cuanto escuchó el sonido del autobús escolar afuera de su casa, esperaba que su madre la acompañara hasta la puerta como todas las mañanas pero eso no pasó, ni siquiera había ruido en la casa.

Pasaron los días y YeRim se veía desanimada, la profesora Bae había citado a los padres de YeRim pues su rendimiento era cada vez peor. Yerim ya no sonreía, no quería jugar con sus compañeros, su ropa estaba sucia y rara vez se le veía comer algo.

Pero por supuesto que sus padres tampoco acudieron al llamado de su profesora, y yerim explicó.

—Ahora mis papás están cuidando de mi hermanita, por eso no pueden venir.

—Yeri, pequeña, ¿Estás comiendo bien?

—Si maestra, mamá siempre me deja un pan tostado y un vaso de jugo de naranja porque ya no tiene tiempo de prepararme mis hotcakes. Pero está bien, porque yo amo a mi hermanita y quiero que ella esté bien.

La inocencia de la pequeña niña partía el corazón de la mujer.

Las clases terminaron y yerim esperaba afuera de la escuela a qué la recogiese su padre.

Pero nuevamente eso no pasó y la profesora Bae lo notó.

—Yerim, se está haciendo tarde, ¿Tus padres no vendrán por ti?

La menor, quien había estado aguantando sus lágrimas finalmente las dejó salir.

—Ellos ya no me quieren, ¿Verdad?

La mujer no pudo hace otra cosa más que abrazar a la pequeña niña.

Decidió llevarla a su casa, pero no había nadie. Al parecer habían salido de la ciudad pues le dejaron una nota a YeRim.

¿Cómo puede dejar a su pequeña de siete años sola en casa?

La Profesora Bae tomó un par de cambios de ropa de YeRim, la mayoría de ellas estaba sucia pues YeRim explicó que su madre a veces olvidaba lavar su ropa porque quedaba cansada.

—¿Te parece si te quedas en mi casa? Podemos ver muchas películas de Disney — El rostro de la pequeña se iluminó como hacía tiempo no se le veía.

—¿Y podremos comer palomitas?

—Claro que sí, bebé.

Yerim estaba muy feliz, pues su madre no le dejaba comer palomitas y mucho menos ver películas ya que el ruido podía despertar a su hermanita.

Fueron directo a la casa de la miss Bae, lo primero que hizo la profesora fue meter la ropa de YeRim a la lavadora y mientras esperaba a que la ropa estuviera limpia preparó la cena y un paquete de palomitas.

—Ve a darte una ducha en lo que termino la cena, ¿Te parece?

La niña asintió y fué rápidamente a bañarse, pues ya quería comer esas palomitas.

Yerim había elegido ver La sirenita y la miss aceptó, pues ella quería ver feliz a YeRim aunque fuera solo por un día. El sueño le ganó a la pequeña por lo que si profesora la cargó y la llevó hasta su recamara, justo cuando la recostó en la cama YeRim habló en un tono somnoliento...

“En mis sueños, ellos me aman como yo los amo”

IN MY DREAMS || RED VELVET حيث تعيش القصص. اكتشف الآن