Y llegaste tú © [Saga Tú: Libro 1] (Pronto En Papel)

Capítulo 27

~León~

—Esa chica es... extraña —dice Marcos mientras revisa las fotografías que tengo en la galería de mi teléfono.

—¿A qué te refieres? —pregunto aburrido porque ya van varias veces que me ha dicho algo negativo de Diana.

—Muy seria, callada...

Ruedo los ojos ante las excusas que pone para buscarle algún defecto. Él vino ayer a ver a mi abuelita, que ya está en casa, y se la presenté. El punto es que Marcos no ha parado de decirme que hay algo en Di que no le cuadra.

—Ya, dame mi teléfono. —No espero a que conteste porque se lo arrebato y lo bloqueo—. No entiendo a dónde quieres llegar con tus comentarios.

—León, León —canturrea dramático—. Tengo muchas experiencias en chicas, más que tú, y te digo con sinceridad que ella no está enamorada de ti.

No sé si fue lo que dijo o su mirada, pero se me encogió el pecho al momento de que esas palabras salieron de su boca.

La realidad es que Diana ha estado rara, demasiado. Las cosas en su casa están de mal en peor, aunque ella no me cuenta los detalles de qué tanto. Siempre evade mis preguntas, nos vemos poco, sus respuestas en su mayoría son cortantes.

Entiendo que la está pasando mal, pero sería un alivio para ella si me deja ayudarla como quiero.

—Los problemas la tienen así —respondo a la defensiva y Marcos niega varias veces.

Abre la boca para decir algo, pero el sonido de una notificación lo frena. Reviso el teléfono y mi respiración se detiene por unos segundos al ver que es un correo de la universidad.

—¿Murió alguien? —pregunta con cierto temor.

—No, idiota, me escribieron acerca de la beca.

—¿Qué! —grita y me arrebata el aparato—. Vamos, León, entra a ver qué te dicen.

Niego preso del miedo, pero la realidad es que me muero de ganas por saber qué me informan ahora.

—No lo sé...

Me levanto de la cama para empezar a moverme de un lado a otro por todo el lugar.

—Léelo, estoy seguro de que son buenas noticias.

Asiento y me dirijo hacia el escritorio que uso para hacer tareas. Enciendo la computadora con manos temblorosas debido a los nervios. Marcos se acomoda a mi lado en silencio y me palmea la espalda para darme apoyo moral.