Aún recuerdo ese día.

Observo como la cara del niño se coloca pálida al verme entrar a su habitación, baja rápidamente la tapa del ordenador para sonreír con cierto nerviosismo.

—Mi señora— responde— no esperaba que volviera tan pronto—

Arqueo una ceja en su dirección, cruzando mis brazos encima del pecho ante la actitud tan nerviosa del niño.

—Mocoso, ¿que estabas haciendo?—

—¿Yo?— asiento— nada, mi señora. Se lo juro—

—Oliver...—

—¡No fue mi intención, se lo prometo!— exclama de repente, arqueo mis cejas en confusión— simplemente, entré a la base y por accidente...—

—Espera, espera— lo freno— respira, mocoso, que hiperventilas— hace lo que le digo, asiente— ahora, dime más despacio...—

—Mi señora, le juro que no fue mi intención encontrar esa información pero los Nazis...—

—¿De qué información hablas, Oliver?—

El chico se pone de pie para comenzar a caminar de un lado a otro por toda su habitación, me acerco con cuidado hacia su cama para tomar su ordenador y abrirlo, mis cejas se arquean con más sorpresa al ver la información en la pantalla.

Mi expediente.

Nombre: Irina Sokolova

Edad inicial del entrenamiento: 16

Años de formación: 02

Motivo de formación: Huyó de casa poco después de la muerte de su hermana tras su suicidio. Violencia intrafamiliar. Abuso de drogas, psicológico y emocional.

Medio de llegada: Desconocido.

Rango inicial: Asesina Blanca.

Rango actual: Asesina Élite.

Notas de superiores.

"Peligrosa cuando se trata de torturar a las víctimas, letal cuando se trata de acabar con los objetivos merecedores de dicha condena"

Sonrío viendo algunas de las notas en los años de mi formación, niego con cierta diversión.

"El sujeto solamente ha sufrido un castigo, fue el suficiente para despertar al diablo que lleva en su interior y comenzar a comportarse como un asesino profesional"

"Escala y asesina a velocidad sorprendente"

"Nunca deja rastros. Nunca usa el mismo modus operandi"

"Se tiene que ser cauteloso con ella, nunca se sabe que movimiento hará en contra de sus objetivos"

Suelto una risa baja al ver cada parte de mi expediente, información que he sabido a lo largo de los años desde que he puesto un pie aquí. Bajo la tapa del ordenador y miro a Oliver, quien luce más pálido que un fantasma.

—Entonces, lo descubriste— afirmo, asiente. Me pongo de pie— está bien—

—¿Que?— inquiere sorprendido— ¿No está molesto conmigo?—

Candente tentaciónWhere stories live. Discover now