༺La decisión de Tsunade༻

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—Pero eso, no pasó — la interrumpió el samurái, brindándole una cálida sonrisa que solo iba dirigida a Tsunade, solamente a ella —. Pero gracias por tu preocupación.

—Sí. Bueno —expresó Tsunade, con la manga de su abrigo se secaba los ojos que se había ha tenido de derramar lágrimas —. Eso es lo que es mi deber hacer, soy una sanadora, y tu vieja amiga, después de todo.

La guerrera observó como el semblante de Jiraiya seguía conservando el entusiasmo, pero de forma inevitable se ensombrecio al oír esas últimas palabras, era como si una enigmática decepción diera pinceladas sutiles en su rostro.

La Onna-Bugeisha se arrodilló junto al convaleciente, y después de un largo silencio incómodo interrumpido por las voces de los soldados fuera de la tienda u las respiraciones de ambos guerreros, Tsunade habló:

—¿Qué es lo último que recuerdas antes de haber quedado inconsciente?

—No, lo sé— Jiraiya medito un momento sus siguientes palabras —. Recuerdo cómo estaba peleando contra Orochimaru, tú luchaste contra Kabuto, tu aprendiz se estaba protegiendo de los vasallos de la serpiente, de un momento a otro me sentí inexplicablemente mareado, oí los gritos de tu discípula, más no podía moverme, lo último que vi fue la katana de Orochimaru dirigida a mi hombro, sentí un dolor en el cuerpo seguido de un frío intenso... después de eso no recuerdo lo nada más, solo que desperté aquí, un soldado estaba a mi lado, y al abrir los ojos por primera vez te llamó a gritos.

Tsunade agachó su cabeza, se pasó las manos por el rostro, tratando de despejar esa intranquilidad que le había roído por catorce días, suspiro de forma profunda tratando de que el oxígeno inhalado purgará todo el malestar y fatiga de su cuerpo.

«Tranquila, él está bien. Cumpliste tu promesa» se dijo así misma.

—Por cierto, ¿Dónde estamos? —pregunto Jiraiya, tratando de incorporarse de su lecho —. ¿Cuentas bajas tuvimos? ¿Kabuto y Orochimaru escaparon? ¿Cómo está tu aprendiz?

Tsunade tomó la suficiente valentía pata posar su mirada en los ojos inquisitivos de su compañero. Se maldecía así misma, no poder ser lo suficientemente fuerte, sabía que las novedades serían una carga tortuosa para el samurái, no quería lucir como una mujer débil, pues conocía corazón empático de Jiraiya, él también se sentiría como un cobarde.

—Orochimaru, Kabuto y sus secuaces lograron escapar, en cuento a las bajas, tuvimos cinco soldados heridos que están en proceso de recuperación, y dos fueron asesinados. Nos encontramos a 50 millas de Konohagakure del sur, en un pequeño monte en las cercanías de una pequeña aldea, tuve que negociar con la curandera del pueblo para que me prestara alguna de sus próximas y ungüentos. En cuanto a Shizune... — la mujer no pudo evitarlo, desvío su mirada y trago grueso intentando que ese dolor siguiera oculto en más profundo de sus entrañas —. En cuanto a Shizune... Ella fue secuestrada por Orochimaru.

Un silencio sepulcral invadió la estancia. Fuera de la tienda, el paisaje seguía cubierto por nieve, a pesar de aquello, un hermoso sol esperanzador se alzaba en el cielo, uno que llenaba de paz, el corazón de muchos soldados atormentados por la guerra, un contraste opuesto con el clima tenso que se desataba en el interior de la tienda del convaleciente. Tsunade intuyó lo que llegaría. Era la calma antes de la tormenta.

Ella fue testigo de como el semblante de Jiraiya se contraía en un gesto de enojo. Sus manos se cerraron en puño y sus pupilas irradian ira e impotencia.

—Esa maldita serpiente ¡Debí matarla cuando tuve la oportunidad! Si yo hubiera tenido la fuerza, si la cobardía e ingenuidad de ese chico cabeza hueca nunca existiera en mí, tal vez muchos seguirían vivos, tal vez Shizune estaría bien junto a ti, tal vez...

❦𝗥𝗲𝗴𝗿𝗲𝘀𝗼 𝗮 𝗰𝗮𝘀𝗮 ➻【Tsunade y Jiraiya】Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora