Capítulo 42 ~ Una uva.

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- ¿Has tenido embarazos antes? - Pregunta sin quitar la vista de la pantalla.

Apenas la veo por el rabillo del ojo pues mi vista se dirige al techo la habitación, no me atrevo a ver la pantalla.

Están pasando muchísimas cosas en mi vida ahora mismo y lo último en lo que quiero preocuparme es por mantener un ser vivo en mi interior.

Hace unos meses deseaba ser madre, aunque fuese por mi cuenta. Pero poco después me di cuenta que se trataba de mi desesperado temor a estar sola. Sin pareja, sin familia. Bueno, mis hijos con los que solo pasaba la mitad del tiempo.

Cuando regresé con Thomas no podía imaginarme algo más bonito que vivir la experiencia entera de un nuevo bebé a su lado, y ese deseo me consumió de nuevo hasta que en nuestra luna de miel lo conversamos y supe que estábamos completos, éramos una perfecta familia de cinco con un perro y probablemente un hámster secuestrado del colegio. Éramos una familia dispuesta a aceptar otro miembro si decidía aparecer, sin esperar nada.

Y entonces, tan solo un par de horas después de saber que le habían tenido que inducir un coma al amor de mi vida, un doctor se acerca a preguntarme si tenía conocimiento de mi estado. Y tuvo que explicarlo y repetirlo varias veces para que pudiera entender que estaba embarazada. Allí sentí que se me vino el mundo encima.

Y pensé, "Eres la mujer a la abandonan sus padres, la del ex esposo asesino, a la que se le muere su hija, la que tiene ahora su esposo entre la vida y la muerte. ¿Es posible que de ti salga otro bebé sano y que sobreviva para que lo veas crecer?..."

No, no es posible.

Sé que este embarazo vino a decirme algo, pero también sé que no dudará mucho. Sé que no quiero tener otro hijo. No sola. Ya no. Sé que ya me es suficientemente complicado vivir dos vidas, la de Thomas y la mía, como para agregar una creciendo en mi interior, esperando a nacer sin heredar el gran karma de su madre.

Vale, y si es así. ¿Por qué no has abortado Eleanor?.

Porque sé que no quiero tener otro hijo sin Thomas, pero no sé si él despertará o que por el contrario, este embarazo sea su regalo de despedida.

Así es que no lo sé y se me acaba el tiempo para decidir que hacer, mientras tanto me gusta pretender que no existe.

- Tuve uno, hace cinco años. - Le respondo sin querer recordarlo, pues por el contrario, amé a mi hija desde el segundo en el que me enteré que vivía en mi interior y la amare siempre.

- Eso explica lo bien que se te nota ya el embarazo.

Tiene razón. Si me encuentro de perfil seguro se nota perfectamente la curva en mi vientre, y ya tengo problemas con unos cuantos los pantalones, los más ajustados. Con Eve no tuve ese tamaño hasta al menos las 12 semanas. No es muy grande, podría confundirse con un caso hinchazón abdominal.

- ¿En serio Eleanor?  - Amy entra a la habitación junto a una enfermera. - ¿Otra vez aquí?

-  Lo siento doctora Pérez, no pude detenerla. - Se excusa la mujer con la que apenas quita la mirada de la pantalla unos segundos.

- No hay problema si mi paciente cree que es así. - Responde la doctora Pérez.

- No, no hay problema.  - Confirmo extendiéndole la mano a mi mejor amiga. Ella se acerca a mi y besa mi frente con ternura.

Hold MeWhere stories live. Discover now