Capitulo seis

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- ¡Kanna! ¡¡Kanna!! - Gritó un enfurecido Naraku - ¡¡¡Kanna!!!.
- Mi señor, aquí estoy - la niña del vacío se presentó ante su señor - ¿en qué puedo servirle?.
- ¡¡Muéstrame a la Miko Aome!! - iracundo decía el medio demonio araña.
Poniendo el espejo al frente intentó que el reflejo de la Sacerdotisa se reflejaba pero nada de nada, el espejo no mostraba nada. Intentándolo de nuevo el espejo seguía sin funcionar.
- Mi señor, no es posible encontrar a la Miko - le hace saber Kanna.
- ¿Cómo que no se puede? - frustrado atraviesa con uno de sus tentáculos la pared - ¡Inténtalo otra vez!.
- Ya lo intenté mi señor - con voz sin emociones le dice - es imposible.
Gruñendo se furia ciega y con voz malévola exclamó:
- ¡Encuentra a los otros idiotas!.
Esta vez cuando Kanna pone el espejo en funcionamiento el espejo responde mostrando a los que viajaban con la Miko, dos de ellos estaban con la Miko de la aldea de Edo e Inuyasha estaba con la Miko resucitada. Viendo esto último, el arácnido forma una sonrisa siniestra en su rostro, maquinando en su mente el medio demonio ya estaba poniendo en plan su siguiente movimiento, llamando a la dama de los vientos le dijo sin más que trajera a la Miko de barro ya que ella era necesaria en sus planes, teniendo esto resuelto el arácnido mandó a otros de sus seguidores a que buscara a la Miko de ropaje extraños, ya que no le gustaba para nada que Kanna no pudiera encontrarla en el espejo.
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Habiendo pasado unos días en ese hermoso paraje, los dos demonios, la Miko, los dos niños y el dragón de dos cabezas emprendieron su camino para seguir en busca de los fragmentos y terminar de una vez por todas con el medio demonio malévolo.
Los niños salieron disparados para seguir jugando mientras eran vigilados por el dragón y el Kappa, Sesshomaru vigilaba todo con su visión periférica mientras que la Miko iba metida en sus pensamientos, dejando volar sus ideas, retrocedió al pasado dejando que sus recuerdos salieran a flote.

        《FLASH-BACK》

- Inuyasha, me voy a casa - deja caer la azabache.
- ¡Ni lo sueñes moza! - viéndola de frente - hay que seguir con la caza de fragmentos.
- ¡Abajo! - fulminándolo con la mirada - me voy y punto.
Poniéndose en pie después de que saliera del agujero que hizo en el suelo, el medio demonio empezó con su discurso hiriente.
- ¡Escucha moza, y escúchame bien! Ya han pasado más de tres años y tu sigues igual de torpe, estúpida, inútil, incapaz de manejar un arco para lo único que eres buena es para detectar fragmentos. Como la cosa siga así, nunca terminaremos y yo como siempre tengo que salvar tu culo patético después de que te metas en problemas. Si Kykyo estuviera aquí ya hubiéramos recolectado todos los fragmentos y terminado con Naraku... ¿¡Entendiste!? ¡Estúpida!.
Una Aome con los ojos aguados y dolidos inspiró aire para después soltarlo despacio y con auténticas ganas de estrangular al medio demonio, la Miko por primera vez se rompió y una niebla rosa la rodeó sin que ella se diera cuenta dando paso al primer cambio.
- ¡¡¡A-ba-jo!!! ¡¡¡A-ba-jo!!! - pum pum, el estruendo fue impresionante quedando casi inconsciente - ¡Aquí el estúpido eres tú! ¡Ya me tienes harta! Si tanto te molesto ve y busca tu cadáver y que te ayude... ¡Yo me largo! ¡No me busques! ¡Volveré cuando me dé la gana!.
Sin más saltó al pozo, desapareciendo entre una luz azul rosada siendo observada por un demonio de cabellos plateados.
Saliendo de su inconsciencia, el medio demonio salió corriendo para el pozo y saltar dentro para seguir a la Miko futurista pero para sorpresa de él, el pozo no le dejó pasar... intentando una y otra vez, el pozo le prohibió el paso dejándolo con una sensación de frustración no dejándole más opción que regresar a la aldea.
Una vez que el mestizo se perdió de vista, el demonio de cabellos plateados se acercó al pozo y observó todo con curiosidad, sin más el demonio miró dentro del pozo viendo como una voz lo llamaba. Sin pensar mucho en ello, Sesshomaru saltó dentro siendo transparentado a quinientos años en el futuro. El demonio mirando hacia se encontró una especie de techo y sin dilación, saltó para posar sus pies en un sitio totalmente desconocido ya que sus sentidos estaban volviéndose locos por lo que le estaban transmitiendo, el ruido y el olor eran insoportables, casi haciendo que su bestia saliera.

AMOR EN LA ÉPOCA FEUDALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora