Capítulo 41 ~ Moriremos felices.

Start from the beginning
                                    

Thomas escogería algo así súper básico como vainilla como primera opción de sabor. Y si, lo sé, el chocolate es básico, pero, es más interesante.

Le da una mordida y después de saborearlo un poco asiente satisfecho mientras le da una segunda mordida.

- Tienes razón. - Habla ahora él con la boca llena.

- ¿Lo ves?ñ

Sonrío dándome cuenta de las cosas que hacemos cuando no están los niños: Comer pastel de chocolate en la cama, sin modales.

- Si nos vieran nuestros hijos ahora mismo... Qué desastre. - Admito mientras tomo otra rebanada y le doy una mordida.

- Definitivamente nunca nos verán haciendo estas cosas. - Dice comiéndose el último trozo en su mano.

- Los extraño... un montón.

- Lo sé, yo también, no ha sido fácil estas semanas aquí. - Toma la última rebanada de la caja.

-  Aún así, creo que está bien a veces solo... alejarse de todo. - Digo muy segura de mis palabras.

- Mucho mejor si es contigo.

Dejo un corto beso con sabor de chocolate en sus labios con una sonrisa en el rostro como respuesta.

- ¡Vamos! - Me pongo de pie de un brinco - ¿Qué vamos a hacer hoy?. ¿Pasta? Para variar... - Bromeo, pues es lo que siempre hacemos. Es más simple.

Thomas termina de comer su rebanada de pastel.

- Y si en lugar de eso vamos al jacuzzi... ¡juntos!

- Tentador, pero no. Llevo muchas horas sin una comida decente y si no como ahora mismo me pondré de mal humor.

- Nunca te pones de mal humor por eso...

- Es qué siempre estoy comiendo Thomas.

Él se queda pensativo unos segundos, luego asiente.

- Tienes razón, entonces, vamos. - Se pone de pie de la misma forma y caminamos hacia la cocina que no es tan grande como podría serlo en un departamento así.

Esta vez, Thomas no eligió un departamento enorme como suele hacerlo. Es bastante cómodo, tiene dos habitaciones y buena vista.

- Podemos hacer... ¿paella?. - Propongo mientras abro el refrigerador diciendo lo que primero llega a mi cabeza.

Apenas he comido paella tal vez dos o tres veces en toda mi vida. Una de ellas fue cuando una de las amigas españolas de mi abuela fue a visitarla y nos enseñó cómo hacerla. Aunque estuve más concentrada en su acento que en la misma receta así que no recuerdo nada.

- ¿Sabes como hacer una paella? - Pregunta un tanto sorprendido.

- Emmm, no. - Admito ahora con ganas de aprender a hacerla. - Extraño a Greta. - Hago un puchero de frustración.

Él se acerca y me abraza por la espalda.

- Déjame decirte querida mía que yo tengo una gran cocinera trabajando para mi y tú me convenciste de decirle que se fuera esta semana. - Dice en mi oído mientras pasa sus manos bajo mi camisa y desliza sus yemas con delicadeza por mi abdomen.

- Pues, "querido mío", no quería que la pobre nos viera o escuchase tener sexo. ¿O tú sí?.

Reprime una carcajada, yo paso mis manos por detrás de mi hasta enredar mis dedos en su cabello.

- Buen punto. ¿Ordenamos algo?.

- Ordenamos algo. - Confirmo dándome la vuelta para verle la cara, él se pone cómodo dejando sus manos en mi nalga derecha.

Hold MeWhere stories live. Discover now