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MAXINE

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MAXINE

Caminé por King's esperando a que pasase el tiempo antes de entrar a clase, porque ya sabes, entrada triunfal, cuando de repente vi a Marcus perdido mirando a todos lados. Me paré a su lado. Y le agarré el horario, su letra era caótica y las líneas que debían ser rectas eran de todo menos eso.

-¿A que clase vas?- pregunté.

-Lucha. Con armas. Tenéis clases muy raras...- se rascó la nuca.

-Uno, esa clase la sugerí yo cuando llegué y dos, vas en dirección contraria. Es por allí.- señalé la puerta correspondiente.- Compartimos clase. De hecho, creo que tenemos el mismo horario.

-Gracias a Dios, no quería ser el niño nuevo que no tiene a nadie.- reí y él me miró.

-Me gusta volver a hablar contigo.- dije.- Me alegra que estés aquí.

-A mí también. ¿Cuánto ha sido?- preguntó.

-Cinco años y dos meses.

-Pero quien lleva la cuenta.- le di un golpe amistoso en el brazo. Nos miramos y le abracé.

-Te he echado de menos, Cara Bonita, no sabes cuanto.- le susurré al oído.

-Yo también.

Oí risitas a un lado y vi a unas chicas señalándonos. Las reconocía, creo que eran Afrodita y Medea, ¿quién llama a su hija como la diosa de la belleza? Lo mínimo que puede pasar es que te salga presumida.

-Seguro que se lo tira, y luego le rompe el corazón.- dijo Medea. Resoplé y Marcus las miró.- Con lo bueno que está.

-¿Has oído porqué está aquí? Yo he oído que está aquí por que se cargó a todas las chicas a las que su novio miraba.- Que equivocadas estaban. Me acerqué a ellas.

-Hola, chicas, eh, Afrodita, ¿qué tal la operación de la nariz?- pregunté.

-Me la hicieron hace seis meses, ya puedo hacer movimientos más bruscos.

-Perfecto.- levanté mi puño y se lo estampé la cara. Ella soltó un gritó y sangre brotó de su cara. 

Con la sangre de Afrodita aún rezumando de su rostro, me dirigí hacia Marcus, que estaba sorprendido con mi acción y estaba mirando mi puño, lleno de la sangre de la chica y hermana de Medea.

-¿A qué ha venido eso? -preguntó, mostrando cierta preocupación en su voz.

-Estaban esparciendo rumores míos. Rumores que son falsos.- me limpié la mano con un papel.

-Eres impredecible, Max. Supongo que eso es lo que te hace tan peligrosa.- susurró Marcus, mirándome a los ojos

Sonreí, satisfecha de haberme defendido y poner las cosas en su lugar. Sabía que la violencia no era la solución, pero en la escuela de asesinos, a veces era necesario recordar a los demás que no podían jugar conmigo ni los rumores de manera que queden impunes.

Con mi reputación restaurada y aliviada de haberme liberado del estrés y de haberle bajado los humos a ambas chicas, que todavía seguían gritando en mitad del pasillo bajo la mirada de todos los chicos que pasaban por allí, que no se paraban a ayudar a la chica con la nariz rota.

-Vamos, quiero llegar antes. Quiero practicar un poco.- le agarré la chaqueta a Marcus y entramos a clase.

-Así que no soy el único al que le das puñetazos.- le miré y sonreí.

-Pero eres mi favorito.

-Me halaga.

-Eso pretendía.

Llegamos y allí estaba Chico con algunos amigos suyos. Rodé los ojos cuando me miraron y silbaron. Marcus les miró mal y me puso la chaqueta por encima. Yo le miré y sonreí. Preparé mis flechas y dejé de lado las trucadas. No quería otro accidente con una explosión.

-Gracias, Marcus, pero no te preocupes. No harán nada.

-Bueno, más vale prevenir que curar.- le agarré un moflete.

-Eres adorable.- preparé la diana y dejé el carcaj con las flechas en el suelo.

-¿Cuánto tiempo llevas aquí?- dijo el de rizos para romper el silencio. Miré a la nada intentando calcular el tiempo.

-Desde hace dos o tres años, más o menos.- contesté preparando el arco. Se había destensado.

-Y han sido dos años maravillosos.- dijo Chico. Suspiré y agarré una de mis flechas. La puse en dirección a la cara de Chico y disparé.

-¡Joder!- gritó Chico cuando la flecha pasó al lado de su oreja, Marcus rio y yo le miré, me gustaba su risa, como siempre lo había hecho.

-Ups. Lo siento Chico.

-Mierda Jones. Siempre igual.- dijo con la voz entrecortada por el susto. Marcus volvió a reír.

-Vaya, Chico, y yo que pensaba que eras un machito.

-¿De que te ríes tú novato?- Chico vino peligrosamente rápido. Saqué el cuchillo y me puse delante del moreno.

-Vigila tu tono.- dije pasando el cuchillo por su mandíbula.

-Alumnos. ¿Qué está pasando?- preguntó Lin. Bajé el cuchillo y lo guardé.

-Max me estaba enseñando a usar los cuchillos.- dijo Marcus. Le miré y agradecí con la mirada.

-¿Chico?- dijo el profesor.- Puesto que el arma estaba en su cuello, quiero oír su versión.

-Marcus le había pedido ayuda a Max y yo me ofrecí voluntario para que le enseñara.- Lin asintió y yo solté el aire que había retenido. Agarré a Marcus de la mano y salimos de allí.

-Mierda, mierda, mierda...- decía rápidamente.- Controla tus impulsos Maxine. No pueden expulsarte.- noté una mano en mi hombro y me giré en dirección a Marcus.

-¿Estás bien?

-No, si me expulsan de aquí tendré que volver a las calles y ella me podría encontrar y no quiero que me encuentre.

-¿Quién?

-Mi madre.

-Mi madre

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Always [Marcus López X Fem OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora