La muerte de Olivia.

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El 5 de agosto del 2001 era una mañana más en la casona de Coblle Hill. Isabella se alista para llevarle el desayuno a la Señora. Olivia. Se escuchaba mientras ella subía el sonido de un piano de juguete totalmente desafinado, y en la medida que Isabela subía las escaleras, el sonido era muy fuerte pues lo primero que ve en el dormitorio es a la pequeña Aurora sentada en el piso disfrutando el sonido, pero a su costado tendida en una cama el cuerpo de Olivia que ya estaba sin vida, la bandeja con el desayuno cayo al piso, la pequeña Aurora comienza a llorar, Isabela solo repetía:

– Señora Olivia!!, por favor,! Por mi dios!! Auxilio!!! – Grita desesperadamente mientras los llantos de Aurora no paraban –.

Inmediatamente John Anderson, que estaba estudiando con su auriculares puestos noto el alarido de Isabella y corre al dormitorio de su tía, levanta a la pequeña Aurora en brazos y le dice a Isabella:

– Llama a una ambulancia, ya!!

Era tarde, los paramédicos determinaron que la muerte fue inminente por paro cardiaco, que había fallecido en la madrugada de ese 5 de Agosto que no solo el Señor. Anderson nunca olvidará, tampoco Emma Anderson, que si bien no festejo la muerte de su hermana tampoco la lamentó.

El 6 de Agosto de 2001 en el Trinity Church Cemetery & Mausoleum.

Allí fueron enterrados los restos de Olivia Brown, el padre de Olivia, el Señor Brown y su nieta Aurora quienes estuvieron juntos por dos meses. Nunca se despegaron, su abuelo vivía para ella, para nadie más, no existían los negocios ni nada que pudiera opacar el amor de un abuelo sediento por narrarle y hacerle sentir cada cosa que veían o hacían juntos. El dolor del Señor. Brown era en silencio, él sabía que después de su madre seguramente la muerte vendría por él. Pero su misión como abuelo era cumplir con todo lo que él le prometio a su hija para Aurora, ser el padre, el abuelo, su protector y mejor amigo. El Señor. Brown quería formar una fuerte niña a que nada le temiera y educarla para poder salir adelante en la vida.

Obviamente eso incremento los celos de su hostil hija Emma, ya que le reclamaba porque no hacia lo mismo con su otro nieto. Y el Señor Brown siempre le reclamo que su otro nieto tenia un gran corazón y que lo entendería, algo que desde que ella nació nunca entendió.

– Emma, ¿puede ser posible que te pongas en una posición tan infantil después de semejante tragedia?

– Es mi derecho como tu hija, también tienes un nieto.

– Emma, hemos salido los tres a pasar muy buenos ratos, tienes un gran hijo.

– ¿Mi hijo salió con ustedes? – dice Emma extrañada –.

– Emma, tu hijo ya tiene casi veintiún años, puede hacer lo que se plazca, es mas, se va ir de esta casa para que lo sepas, porque creo que tu hijo tiene más comunicación conmigo y con Aurora que contigo. No quiero, ni él tampoco quiere quedarse un día más en esta casa contigo y el proyecto de padre que tiene. Ya me lo confesó.

– ¿Con Aurora, esa ciega? mi hijo!!, Es mi hijo!! y por más grande que sea puede irse a vivir donde quiera pero nunca saldrá con una huérfana bastarda que mancho nuestro apellido – dice furiosa Emma –.

En ese mismo instante el Señor. Brown le lanza una bofetada a su hija Emma que da vuelta su rostro mientras dice:

– Ahora tu tienes la cara manchada en tu apellido, insolente. Nunca te refieras así de Aurora, ¿No ves la vida que lleva? ¿Acaso no lo ves idiota?!! ¿Tú que puedes ver Emma?, mientras yo exista en esta casa Aurora será mi nieta, mi adorada nieta mujer, y tu una huésped. Se acabaron las estupideces, ya estoy cansado!! tú y tu ladrón que tienes de esposo, que ya me quito más de cinco millones de dólares y nunca he visto ni una de sus estúpidas empresas fantasma facturar. 

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