—Pero amiga...

—¡Ya te dije que no te metas! —me mira a los ojos y por una extraña razón entiendo lo que quiere decirme, o más bien, rogarme.

No hay que ser muy inteligente para darse cuenta de que Elif les ha estado mintiendo sobre nosotros, tal vez les hizo creer a sus amigas que entre nosotros había algo, pero eso no pasaría ni en un millón de años.

—Creo que aquí hay un malentendido..., señorita. Pero entre Elif y yo...

—¡Está bien, está bien Ahmed! No tienes que aclarar nada —interviene aun nerviosa y se gira hacia sus amigas—, ustedes pueden irse, necesito hablar en privado con él.

Sus amigas contrario a lo que pensé, no refutan ni preguntan las razones por las que Elif las trata así, solo dan media vuelta y se pierden.

Mis manos instintivamente se cruzan mientras espero una explicación de lo que acaba de pasar. Elif ni siquiera me mira a los ojos y antes de que diga alguna excusa barata, recuerdo algo que debía decirme justo el día que partí, que obviamente es más importante que sus estúpidas mentiras.

—Mira Elif, yo no tengo mucha paciencia y peor aún si compromete mi imagen frente a los demás. Entiendes de lo que te hablo, ¿Verdad? —asiente aun mirando al suelo avergonzada.

—Yo lo siento, pero..., ellas interpretaron mal las...

—Ya no me importa —me mira—, solo no lo vuelvas a hacer porque la próxima vez, haré que todo el pueblo se entere de la mentira y quien la inventó. Te aseguro que no me interesa como quedarías ante el pueblo, no soy tu abuelo para andar tapando las cosas que haces. Así que te recomiendo que no lo sigas haciendo.

—Si si, no va a volver a pasar cari... —cierro los ojos esperando que no termine esa maldita palabra—, perdón, Ahmed.

—Ya olvídalo —asiente y me muestra una sonrisa de oreja a oreja—, ahora necesito que me digas lo que averiguaste de Baadir y Emir.

—¡Ah, eso! Casi lo olvido, ha pasado tanto tiempo, pero me enteré de pocas cosas —asiento para que continúe—, antes debes cumplir tu palabra ¿Aún la recuerdas verdad?

No es gran cosa lo que debo decirle, de hecho, me pareció muy estúpido cuando lo preguntó, pues le podría inventar cualquier cosa y ella lo tomaría como verdad.

—Claro que lo recuerdo. Solo busco información porque trabajo para el padre de Baadir y él me pide información sobre los pasos de su hijo. Algo como lo que tu amiga que nos está mirando entre los arbustos hace con tu abuelo —señalo disimuladamente donde efectivamente está una de sus amigas espiándonos.

—Mi abuelo ¡¿hace qué?! —mira a los arbustos y la amiga se esconde al ser descubierta.

—Si si, no finjas que no lo sabías, pues es demasiado obvio —intenta hablar, pero yo ya estoy muy cansado de esto—, ahora dime ¿Qué averiguaste?

—Bueno, después me dirás de donde sacaste esa información —señala los arbustos y asiento para que continúe—. Lo único que sé es que Baadir y Emir son muy buenos amigos — «Esto no me cuadra»—, incluso Baadir fue quien ayudó a Emir a planear la fiesta de compromiso, que para ser sincera, todos esperábamos la fiesta del año en el pueblo, pero lo hicieron muy privado, ni siquiera me invi...

No puedo creer que Baadir haya hecho eso, ni siquiera lo imaginé a pesar de conocer su poco cerebro. Él sabía lo que mi Sultana sufriría si se llegaba a comprometer y aun así lo hizo. La verdad es que no entiendo nada, incluso pensaba que se odiaban.

«Y mi Sultana dijo que quiso pedirle ayuda ese día, con razón ese cobarde no estaba ahí.»

—Al punto ¿Qué más sabes? —Digo desesperado por saber que otra estupidez hizo ese imbécil.

Se Paciente Conmigo |TERMINADA|Where stories live. Discover now