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ELIZABETH AYDIN

No nos demoramos más de 1 hora en comprar la ropa y los vestidos pues todo lo que Baadir veía lo cogía y lo llevaba. Y mientras regresamos a casa, no dejo de pensar en lo que ha estado rondando en mi cabeza desde que salimos de ahí.

Se que Issadora dañó mi vestido y toda la ropa, lo noté de inmediato, pero no entiendo el porqué, no sé porque me odia tanto y quiere verme sufrir, yo nunca le he hecho nada, siempre trato de darle todo lo que quiera y ser la mejor hermana, pero ella simplemente me odia, siempre ha sido así.

No quiero saber si Ahmed vio algo, porque siento que, si me lo dice, entendería que el hecho de que mi hermana me odia es real. Y no quiero eso, no quiero confirmar lo que siempre he temido, que es saber que alguien me odia, tanto como para hacerme daño.

—Ya deja de pensar en toda la ropa que compramos, como te dije, solo es parte del proyecto, así que no me debes nada ¿entendido abejita?

—Los vestidos sí, pero la otra ropa no —me mira—no me mal entiendas, te lo agradezco demasiado, y aunque digas que es parte del proyecto, siento que estoy en deuda contigo, porque es demasiada ropa.

—No es demasiada, pero ya, dejemos de pensar en eso, ahora es tuyo y punto.

— Gracias, por cierto ¿Dónde está Kiral?

—Tuvo que ir a la ciudad por unos asuntos que le solicité, regresará pronto, no te preocupes. —asiento y no digo nada más.

No tardamos mucho en llegar a la casa y cuando vamos directo al patio trasero con algunas bolsas, me doy cuenta de que Issa y Ahmed ni se hablan, ambos están alejados y con mala cara. De Ahmed no me sorprende tanto, pero sí de Issa porque ella es muy sociable y pensé que al regresar ellos ya entablarían alguna amistad.

—Ahmed, en el auto hay más bolsas, ve a traerlas. —dice Baadir y no me gusta el tono que usó.

Dejo las bolsas en la puerta que da directo al sótano, para poder ir a traer las demás del auto.

—Claro que no, yo estoy ocupado y tampoco soy tu sirviente para que ni siquiera uses la palabra mágica — me mira — deberías enseñársela a él también, a mí me obligaste a decirla, oblígalo a él también.

—Por favor, Ahmed ¿Podrías ayudarme con las bolsas? Compramos demasiada ropa y necesito tu ayuda —digo juntando las manos para que me ayude.

—Claro que sí, vamos Sultana. —esboza una sonrisa y me toma de la mano para llevarme al auto.

La verdad es que antes pensaba que eran amigos y solo se molestaban entre sí, pero ahora me doy cuenta de que ellos jamás se llevarán bien, porque se la pasan peleando como perros y gatos.

Al terminar de meter todas las bolsas al sótano, saco los vestidos y los dejo en una mesa para que Issadora elija cual de todas usaré. Ella elige uno azul a petición de Baadir que dice que es su color favorito.

Al terminar de vestirme, Issadora me empieza a maquillar y peinar muy callada. Me sorprende que no me haya reclamado nada y tampoco esté lanzando sus comentarios hirientes, lo cual me sorprende aún más, pero lo agradezco internamente.

Cuando termina, me da un espejo y sin esperar nada sale al patio dejándome sola en el sótano. Me veo en el espejo y no me gusta lo que veo «Esa no soy yo», el peinado me encanta, pero el maquillaje es demasiado, sobre todo en los ojos, no me gusta para nada.

—Issadora nos dijo que ya terminó ¿Estás lista? —dice Ahmed acercándose por la espalda.

—Si, estoy lista —me levanto y doy la vuelta, quedando justo frente a él.

Se Paciente Conmigo |TERMINADA|Where stories live. Discover now