🐾| Capítulo III

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Ya pasó una semana desde que desperté y empecé a entender a King, desde que tengo vecinos nuevos y, desde que mis padres se enteraron de mi cabello violeta.

Aprendí con King demasiadas cosas estos días. El hecho de que ahora yo al hablarle él pueda contestarme y le entienda es una gran ventaja en nuestra amistad que no había pensando hasta que sucedió esto. Incluso ya no me siento solo en ningún momento porque él se encarga de rellenar el silencio hablando un poco de todo.

Sospecho que King también necesitaba esto de poder hablar y que le entendiese.

También está el tema de los vecinos. Me los he cruzado poco y nada. Corrección; no me he cruzado con él.

Nada más lo he visto desde su ventana porque da a la calle como la mía. Pero dudo que me haya visto o prestado atención. Casi que me siento un acosador ya.

Y apenas lleva una semana viviendo por acá, pobre.

Meh, podría ser peor.

Con quién sí me he encontrado y mucho en estos días fue con su hermana menor.

A ella la he visto cada vez que volvía de clases. Los primeros dos días se que su padre, el tipo joven al que le dije a King que no quería de sugar daddy, la llevaba y traía de la escuela pero los siguientes días intentó irse en bus.

Ahora, ¿cómo se yo todo esto?

Lo sé porque yo fui quien se ofreció a darle indicaciones para que sepa dónde debe tomar el bus y donde debe bajar.

Digamos que en eso me ayudó King. Había vuelto de mis clases de diseño a la casa y, como ya es costumbre, decidimos salir con King a caminar por el vecindario e ir al parque donde siempre se encuentra con Pressy y sus amigos.

Cuando estábamos de camino, me encontré con la vecinita nueva que estaba perdida porque se había bajado en la parada equivocada. Ella al parecer nos reconoció y algo tímida se acercó, primero preguntando si podía acariciar a King y cuando agarró algo de confianza se presentó como Aubrey Knox y nos pidió ayuda para volver a su casa.

Quiero aclarar que King antes de que ella se nos acercara pidiendo ayuda, él ya había supuesto que necesitaba ayuda y pensó que, si la acompañábamos a su casa, yo tendría un contacto más directo con el vecino sexy.

Repito, sus palabras no las mías; "Ladraré para llamar su atención y si necesita ayuda como ya sé que sí, iremos con ella y tú podrás hablarle de una vez por todas al vecino raro sexy. ¿Entendiste? Caracol."

Y como él mismo lo dijo: ladró, llamó su atención, Aubrey pidió ayuda y yo...

Hice el intento pero no fue él quien nos abrió la puerta de la casa. Sino que fue su padre quien nos recibió y agradeció por ayudar a su hija. Nos despedimos y volvimos a retomar nuestra ruta como si nada. Un poco menos animado porque King lo había hecho sonar como el plan y me había hecho algo de ilusión.

Sin embargo, no fue la última vez que dejamos de cruzarnos con Aubrey y que se acercara a saludarnos antes de volver a su casa. A veces era apenas nosotros salíamos a la vereda y ella estaba caminando a su casa, se cruzaba y charlábamos un rato mientras le hacía mimos a King. Él, claro, encantado con esa atención.

Descubrí que ella tiene 15 años, que siempre quiso un perro para cuidar y mimar pero que su padre y su hermano mayor no la veían capaz de eso aún. Tiene un hermano mayor de 20 años que se llama Beckett Knox y se recibió hace poco de tatuador. Por lo que me contó, él está buscando un espacio que comprar o alquilar para abrir su estudio de tatuajes.

También Aubrey nos comparó por nuestros colores de cabello e insinuó querer teñirse también de un color fantasía pero que teme que le quede mal y ser la burla de su hermano mayor.

Cupido en 4 patasМесто, где живут истории. Откройте их для себя