XXI

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—¿Y cómo sabes tú lo que dijo mi madre? —preguntó Safiye a Halime

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—¿Y cómo sabes tú lo que dijo mi madre? —preguntó Safiye a Halime.

—Mahidevran Sultán confiaba plenamente en mí, por eso me advirtió de esa Hatun —respondió Halime con una sonrisa.

—Te recuerdo que Şahihuban Hatun es la madre de un príncipe.

La pelirroja de ojos oscuros calló por un momento, mientras veía un punto fijo. Ella sabía lo que era esa esclava, pero lo que ella hacia con su sirvienta no era muy... muy decente que digamos.

—¿Y bien? —cuestionó la Haseki, haciendo danzar su daga en sus manos—. ¿Quieres que le diga a Su Majestad de tus acusaciones sin pruebas?

—¿Y tú quieres que le diga que planeas matarlo con ayuda de tus aliadas?

Ahora era el turno de Safiye Sultán de quedarse totalmente muda.

«¿¡Cómo paso!? ¿¡Cómo esta esclava sabe de nuestros planes!? ¡Debo matarla!»

—No se de que hablas...

—Claro que si sabe Sultana —susurró Halime, acercándose a Safiye para decirle al oído:— Lo matará para vengarse de él y quién sabe que pasará después.

»Puede que Şahihuban Hatun sea la próxima Valide Sultán de este imperio.

La Haseki Sultán la miro con horror. Sabía muy bien lo que significaba si el hijo de esa mujer alcanzaba el trono: su muerte y la de sus hijos. No lo permitiría, jamás dejaría que sus retoños murieran por la mano del verdugo.

Halime Hatun soltó una gran risotada que podía escucharse por todo Estambul.

—¡Sultana! ¡Sultana!

Anisa Kalfa venía corriendo como alma que lleva el diablo. Su rostro estaba demasiado pálido y sus ropas de tela azul estaban manchadas de lodo.

En el último instante, por la presión de dar una terrible noticia, la amiga de Safiye tropezó y cayó al suelo, golpeándose la cabeza.

—¡Anisa! —chilló Safiye con miedo.

—No... no se preocupe por mí —jadeó la Kalfa con la frente llena de sangre—. Mejor vaya con Nazperver Hatun, ayudela a buscar a Mihriban Sultán.

—¿Cómo? —preguntó Halime con sorpresa—. ¿Qué sucede con la Sultana?

—No pueden... —Anisa soltó un suspiro—. La niña desapareció.

Con esas últimas palabras, Anisa Kalfa cerró sus ojos para caer en las profundidades de la inconciencia.

—¡No Anisa! ¡No mueras por favor! —dijo Safiye en un tono apenas audible.

Halime sintió el nudo nacer en su garganta y empleando sus escasos conocimientos en la medicina, reviso a la mejor amiga de Safiye Sultán.

—Anisa aún vive, pero debemos llevarla con las doctoras —informó la pelirroja de ojos oscuros.

ᴘʀᴏᴛᴇᴄᴛᴏʀᴀ ᴅᴇʟ ꜱᴜʟᴛᴀɴᴀᴛᴏ © || ꜱᴀꜰɪʏᴇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora