Puedes tocarme

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Suspiré frente al espejo viendo mi cuerpo detalladamente, no era el mejor cuerpo, pero tampoco el peor pasé mi mano por mi abdomen y luego por mis piernas, mi mejor amiga decía que tenía un buen cuerpo, pero yo siempre lo veía feo o simplemente deforme.

Seguí viéndome un rato más hasta que el agua calentó, me metí a bañar y después salí en bata a la cocina.

Quería alegrar un poco mi día para no arruinárselo a Colombus cuando nos viéramos, puse Bad reputation de Joan Jett y The Blackhearts, bailé un rato mientras hacia mi desayuno. Acabé todo lo que había en el plato y me fui a cambiar, siempre me ponía ropa ancha y fácil de quitar y volver a poner rápido, pero esta vez decidí ponerme un vestido que llegaba arriba de la rodilla y no tan apretado, resaltaba un poco la forma de mi cuerpo, pero no me importó en ese momento.

Salí de mi departamento, iba a agarrar el autobús, pero de nuevo estaba esa limosina lujosa y el chofer abriendo la puerta, me subí y vi una carta de nuevo.

--Sé que siempre te vas en autobús lo cual es algo peligroso así que decidí darte un mejor y seguro viaje, en cuanto llegues sube a mi estudio llegaré unos minutos tarde—
Atte. Colombus

Es un lindo detalle su preocupación, eso de que llegaría tarde me dejó algo insegura, su estudio está en lo más alto del edificio y solo me quedaría con la mucama y si tengo suerte con el perro.

El chofer se estacionó y abrió mi puerta, me bajé y entré al edificio golpeando mi mano levemente con la carta de Colombus, la mucama me abrió y subí hasta el estudio por suerte si estaba el perro, quise ver bien las pinturas que tenía en su estudio, todas eran hechas en oleo pequeño excepto una. Había un óleo bastante grande, lo agarré y vi la cara de una mujer sonriendo, era realmente hermosa y todos sus detalles eran espectaculares, en la esquina del cuadro estaba un nombre que apenas y se veía, estaba borroso y demasiado pequeño.

Después de un rato se escuchó la puerta abriéndose era Colombus, esta le estaba diciendo algo a la mucama, pero apenas se escuchaban sus palabras.
Subió hasta el estudio y dejó sus llaves en una mesita, tenía un nuevo corte, era bastante corto, usaba una camisa blanca desabrochada de dos botones y unos shorts deportivos negros que marcaban mucho sus piernas. Voltee al escuchar un <<Hey>> de parte de esta.

--Hey—
--Hey, te queda bien tu nuevo corte—
--Gracias—me sonrió y nos quedamos viendo por unos segundos. —Entonces empecemos—
--Si, claro—se salió para que me quitara la ropa, mi cierre se atoró y tuve que pedirle ayuda. –Colombus, ¿me podrías ayudar con el cierre? —
--Claro—entró a la habitación algo silenciosa y me asusté al sentir su respiración en mi cuello. –Perdón—
--No te preocupes—subió el cierre y luego lo jaló hacia abajo de una manera delicada, me ayudó a quitarme el vestido para que no tuviera más problemas. Me desnudé por completo, estábamos a centímetros, pero ella solo veía mis labios, me dio su mano y me ayudó a subir a la plataforma.
--Pued...--
--Puedes tocarme Colombus—ella me sonrió y comenzó a ponerme un poco de lado y mis manos las puso en diferentes posiciones hasta encontrar la deseada, una de ellas estaba tapando mi intimidad y la otra estaba tapando mis pechos. Sacó un óleo grande y comenzó a poner todas las pinturas en una base para poder usarlas más fácil.
--¿Oleo grande? –-
--Tengo que hacer una pintura en grande para la próxima exposición—
--¿Habrá una exposición? —
--Si, será en unos días y tenemos que llevar a nuestras musas—
--¿Tengo que ir obligatoriamente? —
--No, pero casi siempre las llevo así que sería raro no llevarla este año—
--Tienes razón—

Dejamos de hablar para que ella pudiera concentrarse, sus ojos viajaban por todo mi cuerpo viendo cada detalle, no me sentía incomoda lo que era algo bueno. Por un momento se puso uno de los pinceles que estaba utilizando en la boca, verla así me puso algo nerviosa, ningún hombre con los que había trabajado ponía sus pinceles en su boca o jugaba con ellos como ella lo hace, con jugar me refiero a que a veces les da vueltas entre sus dedos o simplemente unas cuantas caricias con sus dedos de en medio. Se hizo bastante tarde y Colombus aún no acababa, decidimos seguir hasta el día siguiente para que pudiera dormir bien y poder despertar temprano.

--Bueno, nos veremos mañana en la mañana—
--De acuerdo—
--Y no desayunes, traeré comida de algún restaurante—
--Está bien—me acompañó hasta la salida del edificio y nos despedimos solo agitando la mano, subí a aquella limosina y me llevó a mi departamento.

Entré y me tumbé en mi cama sin cambiarme, estaba algo cansada, me metí a bañar y me cambié para después dormir profundamente.a

Un pequeño secreto Where stories live. Discover now