━ 𝐋𝐗𝐗𝐗𝐕𝐈: Un sabio me dijo una vez

Start from the beginning
                                    

El corazón se le encogió dentro del pecho al recordar el momento exacto en el que su primogénita apareció en la puerta de su casa, con tal nivel de nervios y ansiedad que apenas podía articular palabra. Jamás la había visto tan agitada, como si hubiese dejado de ser la dueña de sí misma, de su cuerpo y de sus emociones. Dioses, incluso había llegado a temer que terminara colapsando o que no fuese capaz de respirar en condiciones. Pero lo que más le había dolido, sin duda alguna, era el llanto desgarrador que vino después. El cómo Drasil se había venido abajo, rompiéndose como nunca antes.

Verla así la había destrozado, haciéndola sentir impotente por no saber cómo ayudarla. Aunque aquel sentimiento de angustia no tardó en ser sustituido por una indignación y una furia catastróficas. Todo ello producto de la confesión de su hija, quien le había contado entre continuos sollozos la conversación que había mantenido con Lagertha ese mismo día, hacía apenas una hora.

Se sentía tan decepcionada con la reina, tan contrariada, que no había titubeado a la hora de pedirle al cristiano que se quedara con Drasil mientras ella iba al Gran Salón para poder enfrentar a Lagertha y exigirle una explicación.

—¿Desde cuándo llevas presionándola así? —bramó Kaia.

La aludida la observó desde su asiento, aparentemente tranquila.

—Lo que ha surgido entre Ubbe y Drasil es algo que jamás debió suceder —manifestó Lagertha con simpleza, como si lo que acababa de decir fuera lo más obvio del mundo—. Su relación es un error, y lo sabes muy bien.

Al escucharlo, La Imbatible arqueó una ceja.

—No, no lo es —rebatió ella, contundente—. ¿Debo recordarte que Ubbe se ha unido a ti para derrotar a Harald y a sus propios hermanos? Habéis forjado una alianza —puntualizó a la par que se cruzaba de brazos. Ahora sus uñas se hundían con saña en las mangas de su vestido.

La soberana chistó de mala gana.

Por lo visto, aquello no era suficiente para ella.

—¿Y hasta cuándo va a durar esa alianza? —cuestionó Lagertha, imitando el gesto de su compañera—. Puede que Ubbe se haya unido a mí, que se haya rebelado contra Ivar y Hvitserk, pero eso no significa que no quiera verme muerta por haber asesinado a su madre. —Realizó una breve pausa, lo justo para aspirar una bocanada de aire—. Cuando esta guerra termine y sus hermanos ya no supongan un problema para él, nada le impedirá retomar su venganza contra mí.

Kaia soltó un exabrupto, para luego negar con la cabeza.

Estaba viendo sombras donde no las había.

—Estás hablando desde el desconocimiento —contradijo la castaña, todavía con el ceño fruncido—. ¿Acaso te has molestado en conocerle? ¿Te has interesado lo más mínimo por saber cómo él y Drasil han llegado a convertirse en lo que son ahora? —Avanzó un par de pasos, con sus orbes grises fijos en Lagertha—. Porque yo sí lo he hecho, y confío en ese chico. Quiere a Drasil y dudo mucho que haga nada que pueda alejarlo de ella —aseveró con la convicción grabada a fuego en sus pupilas.

La rubia hizo un ademán con la mano, desestimando sus palabras. Se arrellanó en la silla y cruzó una pierna sobre la otra, alisando después la falda de su vestido, que era del mismo color que las algas marinas. Lucía despreocupada y hasta incluso indiferente, como si nada ni nadie pudiera perturbarla, pero Kaia sabía que aquello tan solo era una fachada. Una máscara tras la que se ocultaba para no tener que mostrar cómo se sentía realmente.

—Pues yo no confío en él. No me ha dado ningún motivo para hacerlo —contrapuso Lagertha, inflexible—. ¿O debo recordarte que Ubbe ha intentado matarme hasta en dos ocasiones? Creo que es bastante comprensible que tenga dudas respecto a él, ¿no crees? —se defendió, provocando que su interlocutora resoplara, exasperada—. Me han traicionado muchas veces a lo largo de mi vida, Kaia. Las suficientes como para saber que no puedes fiarte de nadie, ni siquiera de aquellos que afirman estar de tu lado. Y ese chico tiene una deuda de sangre* conmigo —añadió sin tapujos.

➀ Yggdrasil | VikingosWhere stories live. Discover now