Capítulo 36

7.4K 941 1.3K
                                    

| Palabras |

-tu muñeca se ha recuperado bien. -comenzó a decir el doctor- igualmente ahora necesitas hacer algunos ejercicios para que pueda recuperar su movilidad de buena forma al estar todo este tiempo sin movimiento alguno. ¿Cómo la sientes?

-como nueva, la verdad. -respondí.

Me acababan de quitar el yeso, estaba sentada en una camilla mientras el doctor sostenía mi muñeca con delicadeza, se sentía mucho más liviana de lo que esperé, me siento de alguna forma más libre que antes, jamás me imagine tener un hueso roto.

Mis abuelos en la habitación me miraban sonrientes.

-muy bien, recuerda todo lo que he dicho con respecto a tus cuidados, no te sobreesfuerces demasiado, tu muñeca se acaba de recuperar.

-lo sé. -asentí apretando mis labios mientras lo miraba fijamente.

-en ese caso... ya habríamos terminado aquí. -miró a mis abuelos- les daré los papeles con las indicaciones correspondientes. -dijo volviendo a su escritorio.

Bajé de la camilla de un solo salto viendo mi muñeca, girandola y sintiéndome mejor que antes. Mi abuela colocó una mano sobre mi hombro acariciándolo y dándome una sonrisa. Ella y mi abuelo estaban felices de recibir una buena noticia como esta, y la verdad yo también, ya que estoy recuperada, puedo seguir con lo que tengo en mente en cuanto a lo que ha pasado en este último tiempo.

Me quedé de pie esperando con las manos en mis bolsillos a que mis abuelos terminaran de escuchar al doctor, no tardó mucho, en poco tiempo ya habíamos podido salir de su consulta para poder ir al auto el cual estaba en el estacionamiento de la clínica.

Sentí una mano en mi hombro cuando íbamos en los pasillos del lugar camino hacia la salida. Me volteé viendo a mi abuelo, quien me sonreía.

-me alegro que te hayas recuperado como es debido... ahora tienes que hacer esos ejercicios de muñeca y ya todo estará como antes.

-lo sé. -le sonreí mientras asentía, él imitó mi sonrisa.

Llegamos afuera del hospital yendo hacía el auto, este era un trámite más o menos rápido.

Últimamente los días estaban grises, pero no llovía. Han pasado cosas que me han cambiado por completo, tanto asi que unas ojeras de color morado están bajo mis ojos, mis labios y rostro más pálidos, no me da hambre, duermo casi nada o demasiado, voy al cementerio como si fuera mi segunda casa, he bajado mis calificaciones y a veces salgo de noche sin siquiera saber quién soy.

Me he sentido perdida... y no he hablado con Koji más allá de un "hola", lo cual en parte me preocupaba.

Entramos al auto con mis abuelos, me coloqué mi cinturón en el asiento trasero y ellos se subieron adelante para segundos después colocar también su cinturón.

-¿puedo salir más tarde? -pregunté, ya que era temprano aún, ni siquiera habíamos almorzado.

-¿a dónde? -preguntó mi abuela.

-a ver a los chicos. -dije mirando ahora la ventana.

A todos... los chicos.

ᖇOᑭᑭOᑎGI × Rαɳ Hαιƚαɳι x Oƈ ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora